sweet notes ─── george weasley ✓

48

El día de Maxine estaba siendo muy raro, solo Augustine la saludó para su cumpleaños y nadie más se había acercado, sabía que no era muy conocida dentro de la escuela pero el número, comparado con el año anterior, se redujo demasiado.

Estuvo fuera todo el día y agradecía completamente que fuera viernes sin contar que no tenía clases con Snape.

Volvió tarde a su sala común, y para su sorpresa le habían organizado una pequeña fiesta.

Habían guirnaldas y globos adornado las paredes, una mesa con comida para los invitados, cerveza de mantequilla y Whisky de fuego para los mayores.

—Por Merlín, pensé que lo habían olvidado.

—Vamos Max, es tu cumpleaños. Por supuesto que no lo olvidariamos —dijo Cedric acercándose a saludarla— tenemos algunos regalos para ti en tú habitación.

—Muchas gracias —dijo con una sonrisaplasmanda en su cara—, ¿a quién se le ocurrió hacer esto?

—Fue George.

—Y yo. No te olvides de mi —dijo Augustine desde más atrás.

—Gracias de nuevo, en serio no esperaba que organizaran una fiesta.

Pusieron la música y se hicieron varios grupos de personas, Harry se encontraba con sus amigos, Cedric estaba hablando con Augustine y algunos del equipo de quidditch, pero no veía a George por ningún lado.

—Harry —lo llamó.

—¡Feliz cumpleaños Max! —habló sonriente cuando se acercó a su hermana.

—Idiota, ¿por qué no me dijiste?

—No sería una fiesta sorpresa si te hubiese dicho.

—Tienes razón —dijo con una mueca.

—Te dejamos tus regalos en tu habitación, para que después los veas, ahora disfruta tu fiesta —respondió sin haber escuchado el otro campeón de Hogwarts.

—Gracias Harry, te quiero.

—Yo también te quiero Max.

Maxine estaba feliz, no podía evitar estarlo. Tenía varios amigos, familia y se habían reunido para celebrarla, pero algo le faltaba, faltaba alguien qie no hubiese hecho falta otros años.

—Ron, ¿dónde está George?

—Por Merlín, lo olvidé. Me dijo que te diera esto —dijo entregandole una papel arrugado que se encontraba en su bolsillo.

"Sabes donde es, pero no estas segura. Encuentrame en el lago, donde vive el monstruo " George.

De inmediato comenzó a caminar y sin mirar atrás, incluso sin ser atrapada llegó a su destino. George estaba sentado mirando el agua, miró hacia atrás para mirar a Maxine, no la había visto en todo el día, se veía hermosa. Se puso de pie, la observó de la forma en la que solo la había visto una vez.

Sus ojos se veían más profundos en la oscuridad, su cabello azabache brillante caía por su espalda y la luz de la luna hacia que su piel resplandeciera.

—Por Godric.

Ella frunció el ceño, sentía un hueco en el pecho, no solo la estaba mirando, si no que la estaba mirando.

Se acercó, temblando un poco pero se acercó. Él hizo lo mismo y un paso de distancia los separaba ahora.

—Harry me dijo.

—No quiero hablar de mi hermano en estos momentos —dijo Max, las respiraciones de ambos no estaban en su estado normal, se encontraban desalineadas, ahogadas.

—Se que no te encantan los regalos materiales.

Ella asintió rápidamente, dándole verdad a lo que él dijo.

—Entonces te traje aquí.

—¿Puedo preguntar por qué aquí?

—Porque aquí me di cuenta Maxine, aquí me di cuenta que estoy enamorado de ti. Aquí me di cuenta de que cuando no estoy contigo siento que algo falta, me di cuenta de que eres la mejor persona que he conocido. Y deseo que te sigas sintiendo del mismo modo que hace un mes.

—Sigo sintiendo lo mismo —habló de la misma forma que unos segundos atrás.

—¿Puedo por favor besarte?

—Por favor.

George se inclinó aún más, se inclinó para alcanzar los labios de Max, los labios que ambos habían deseado por un tiempo tener sobre el otro con el viento de fondo susurrando cosas en los oídos de los adolescentes, sus manos llegaron a su cintura para tenerla más cerca de lo que ya estaba, un jadeo salió de los labios de Max mientras que ella atraía más a George poniendo la palma de su mano en su mejilla.

Ella apretó aún más sus labios contra los de él, lo necesitaba y lo ansiaba. Las manos de George subieron para poder tomar el cabello de Maxine pero ella no se despegó de su lado, con más fuerza se pegó hasta que separaron sus labios.

Ambos se miraron.
Ojos brillantes bajo la luz azul del lago.
Se querían demasiado.

—Fue el mejor regalo que me pudiste haber dado —ella dijo mientras se tomaron de las manos.

—Fue un regalo para ambos —habló quitándole un mechón de cabello que rodeaba su cara—. En serio me gustas.