[ ᴇ ᴍ ɪ ᴛ ɪ ᴇ ɴ ᴅ ᴏ ]
El efecto Westermarck, o impronta sexual inversa, es un hipotético efecto psicológico a través del cual las personas que viven cerca durante los primeros años de sus vidas se vuelven insensibles a la atracción sexual entre sí.
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⚠️-Aviso de incesto entre hermanas gemelas biológicas, temas relacionados al suicidio, autolesión, depresión y bullying, tener precaución al leer-⚠️
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Presente
La camilla avanzaba con extrema rapidez por los pasillos, la sala de urgencias se había detenido en cuanto aquella ambulancia llegó con sus sirenas sonando al máximo, las personas que estaban rondando por el pasillo se pegaron a las paredes para dejar que los paramedicos pudieran avanzar con facilidad.
Las personas quedaban horrorizadas en cuánto veían a la persona afectada, desnuda, pálida y con grandes manchas de sangre. El doctor de urgencias llegó hasta allí luego de escuchar el alboroto, este se unió a la marcha.
—¡Denme todo!
—Park Roseanne, de 25 años de edad, estado inconsciente.
—La paciente fue encontrada en la bañera de su departamento, sus muñecas presentan cortes laterales de cuatro centímetros de profundidad -uno de los paramedicos dijo con su voz agitada- Ha perdido demasiada sangre, perdió el conocimiento en la ambulancia de camino a aquí.
—¡Ha perdido cerca de dos litros de sangre, los cortes son demasiado profundos, no hemos podido detener la hemorragia! -dijo otra igual de agitada- ¡Su pulso ha descendido a menos de cincuenta latidos por minuto!
—Ya no hay tiempo ¡Quiero que desocupen el quirófano cuatro de inmediato! -pidió el doctor a través de su transmisor- ¡No siento su pulso!
Y mientras los doctores y paramédicos de perdían por los pasillos interiores una persona más había llegado hasta el lugar.
La azabache corrió detrás de la camilla con el corazón latiendo a mil por hora contra su pecho, las lágrimas bajaban indiscriminadamente por sus mejillas, corriendo su maquillaje hasta darle un aspecto desgarrador. T/n corrió velozmente por el largo pasillo en un vano intento de alcanzar a su hermana, pero cuando estaba a punto de cruzar la puerta hacia los quirófanos de traumatólogia una enfermera le detuvo el paso.
—¡Disculpe señorita, solo personal autorizado puede entrar! -esta dijo, usando toda su fuerza para detener a la azabache- ¡Detengase!
T/n trató de seguir, pero en ese momento sus piernas habían fallado, al haberles exigido tanto estás habían cedido ante el dolor, T/n terminó por desplomarse en los brazos de la enfermera.
La señora, que no pasaba de más de los cuarenta años de edad ayudó a la azabache a ponerse de pie otra vez.
—Señorita, por favor calmese -esta dijo al escuchar los fuertes gritos y sollozos de T/n- Calmese, no puede seguir, por favor.
Solo unos cuantos sollozos más T/n terminó por desplomarse en el suelo en sus rodillas, la enferma corrió hacia otro lugar en busca de ayuda.
Tras haberse calmado y pasar de demostrar su dolor con creces la azabache terminó llorando en silencio. Al calmarse un poco T/n miró las palmas de sus manos, y estás, al igual que sus brazos estaban llenas de sangre, su blanca ropa estaba manchada de sangre por todas partes, y en suelo bajo ella ya habían pequeñas gotas derramadas.
