"Eres fea".
"Sólo un oso se casaría contigo".
"Comes como un cerdo".
"El color de tu cabello es horrible; anormal".
Mitsuri Kanroji estaba cansada de oír tantos insultos hacia su persona. Le dolían y la hacían creer que debía resignarse a jamás encontrar el amor; a pesar de considerarlo el sentimiento más poderoso y sublime del universo.
Ella estaba enamorada del amor.
Tan cansada estaba que dejó a su familia para exiliarse para ya no hacerles pasar vergüenzas.
Jamás creyó que llegar a la finca Rengoku sería sólo un asombroso inicio.
No sólo el matrimonio la aceptó como sirvienta, sino que los hijos eran un encanto.
Lo opuesto a todos aquellos hombres que la rechazaron por su físico vulgar, su fuerza monstruosa o su irritable forma de expresarse. De hecho, ellos la elogiaron por todo eso, y la alentaron a ser más fuerte, más expresiva y más libre.
Sin darse cuenta, entre sus arduas y numerosas labores, ella comenzó a entrenar como kendoka en el dōjō de los Rengoku junto con los dos hermanos. Además, al poco tiempo de su llegada, también arribó otro invitado más.
El señor Shinjurō Rengoku había encontrado a Obanai Iguro en una aldea donde sólo habitaban mujeres; él como único varón, trató de huir varias veces debido a los maltratos que sufría, pero siempre era apaleado y de vuelto a una celda, pues las crueles mujeres de ese sitio (incluso las que eran sus familiares y debían ver por él), pensaban en ofrecerlo como sacrificio, como a todo niño nacido de alguna de ellas.
Por suerte, Obanai pudo escapar gracias a su ingenio, con la ayuda de su serpiente mascota, Kaburamaru. Al encontrarse con el señor Rengoku, quien, al verlo en su camino, lastimado y mal cuidado, y oír su historia, lo acogió como su hijo adoptivo.
Mitsuri estaba encantada con los hermanos Rengoku y también con Obanai.
A pesar de que eran muy diferentes entre ellos, la convivencia siempre fue amena.
Todos ellos eran tan amables con ella, y ella trató de corresponderles como mejor sabía hacer.
Por fin, Mitsuri se sentía en casa.
Después de algunos años, al cruzar la barrera que la separaba de ser una niña, a una mujer, Mitsuri se vio en problemas, pues al igual que ella, sus hermanos comenzaron a cambiar.
El pequeño Senjurō recién empezaba a ser afectado por la adolescencia, y estaba bien. Era un jovencito con mucho camino por delante, era amable y educado; al poco tiempo, se volvió todo un imán de chicas; y como era lo normal, Mitsuri no podía verlo de otro modo que no fuese el de aquel hermanito menor que nunca tuvo.
El problema venía cuando se trataba de los otros dos...
Kyōjurō Rengoku.
Si antes Mitsuri ya sentía que lo admiraba por su determinación, fortaleza, amabilidad y carisma, al mismo tiempo que le daba eternamente las gracias por ser el primer hombre en elogiar su fuerza física... ahora ella no podía parar de notar qué tan apuesto se estaba volviendo.
"Debo verlo como a un hermano mayor" se decía.
Pero por más que tratase de convencerse de eso, Mitsuri admiraba todo el día al hombre en el que Kyōjurō se estaba convirtiendo.
Su mirada hacia él comenzó a cambiar durante la pubertad, y varias veces Mitsuri se reprendió, pues a pesar de todo, Kyōjurō era el heredero de los Rengoku y como tal, seguramente sus padres algún día elegirían a su futura esposa.
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𝕷𝖆 𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝖉𝖔𝖘 𝕮𝖔𝖗𝖆𝖟𝖔𝖓𝖊𝖘
Romance『Kyōjurō x Mitsuri x Obanai』-Lo que queremos decir, Kanroji, es que Iguro y yo estamos enamorados de ti. Y queremos saber si tú sientes algo recíproco también, ya sea por él... o por mí. ✦✿✦ 『↕ ∵Flufftober 2022 → DÍA 19∵ ↕』 ✦✿✦ NO COPIAR. | NO RESUB...