Capitulo 14

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Mi respuesta no fue del agrado de Alessandro, pero está había sido mi decisión y él debía aceptarla aunque no le agradara.

No iba a pasar toda la vida pegada a él y siendo su responsabilidad, antes de conocerlo tenía planes, sueños y metas por cumplir en mi vida, ahora quería retomarlas justo donde las había dejado.

Por esa misma razón regrese dos días después a mí antigua universidad para presentar los preparatorios para mí graduación. Todo marchaba bastante bien porque el examen contenía lo que durante dos semanas había estado estudiando y sabía que obtendría una buena calificación,  hasta que las encontré en mi camino.

Lucrecia y Lia aparecieron en mi campo de visión al salir de aquel salón y aunque quise evitarlas no pude, ella se cruzaron en mi camino.

—Mira a quién tenemos aquí, pero si es nuestra amiga Chiara, la que ha corrido con suerte de atrapar a un hombre adinerado como Alessandro Marchetti —se burló Lucrecia.

Las ignore y seguí mi recorrido hasta que la otra habló.

—El mismo hombre que nos ha dejado por fuera de nuestra propia universidad por su culpa —arremetió Lia—. Espero que estés contenta Chiara, gracias a ti y a ese bastardo que esperas se ha arruinado nuestra vida.

Sentí la sangre hervir, el coraje se apoderó de mi cuerpo y como nunca lo había sentido en mi vida me devolví para golpearla en el rostro y hacerla caer a un lado.

—¡No voy a soportar más humillaciones de parte suya! —dije con fiereza—. Es mejor que cada una de ustedes cierre su maldita boca respecto a mi hijo o no responderé de mis acciones.

Sentí mi corazón latir con fuerza, mis manos temblar, pero está vez no me acobarde para enfrentarlas.

—Ustedes fueron las culpables de que mi vida se arruinara, nunca sabrán el daño que hicieron.

—¿Crees que somos las únicas culpables en esto Chiara? —bufo Lucrecia—. ¿Sabes quién sabía más de esto? Lorenzo. Él estuvo de acuerdo en llevarte a aquel hotel, quería a toda costa acostarse contigo, pero si santurrona novia salió más lista de lo que creía.

No podía aceptar aquello, Lorenzo mismo había estado de acuerdo con aquel maldito plan.

—¡Ustedes son unas malditas personas! —grite con furia mientras las golpeaba, no medí mis actos lo admito me estaba dejando llevar una vez más por mis emociones—. No saben cómo las odio.

Mi respiración subía y bajaba con cada puñetazo en su cuerpo, las lágrimas de irá amenazaron con salir.

—Chiara, basta. Tranquila —la suave voz de Alessandro al igual que sus brazos me alejaron de allí—. No te alteres —me pidió.

—Las odio, no sabes cuánto las odio —me oculte en sus brazos mientras dejaba escapar mi dolor—. Lorenzo lo sabía, me lo han confesado. Alessandro has algo para que se detengan, quiero que se detengan. Ya no quiero sentir más dolor.

Temblé y me volví añicos allí mismo, había vuelto a romperme con la confesión de ambas.

—Yo me encargaré de todo, no te preocupes —me limpio el rostro con sus manos y me alejo de ellas.

Solo cuando regrese al auto y subí junto a Alessandro pude estar más tranquila.

—No encuentro una razón por la que lo hicieron, no se porque lo hicieron —me lamenté en el auto.

—Chiara deja de hacerte daño con eso, ya no vale la pena, ninguno de ellos lo vale.

—¡Fui tan tonta, Dios como pude ser tan tonta! —golpee furiosa la guantera del auto.

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