Donde Luzu y Quackity se conocen en el primer año de universidad en una fiesta gracias a sus amigos en común, desde entonces son inseparables.
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Como en toda vida estudiantil a partir de la escuela primaria, los exámenes habían llegado para los universitarios que habitaban en Karmaland. En el campus todo era un caos de estrés y personas haciendo sus trabajos de último momento, bebiendo café por no haber podido dormir gracias al estudio y llorando del estrés. El espíritu universitario en su máxima expresión.
Por su parte, Luzu y Quackity no estaban muy alejados del estereotipo universitario en semana de exámenes, sus ojeras eran horribles y grandes, apenas tenían tiempo para descansar y estudiaban juntos aunque no entendieran nada de lo que el contrario hablaba.
La semana de exámenes acababa con la cordura de todos, ni siquiera los de mejores calificaciones eran la excepción de está norma escrita por el destino.
—LusuUuu— el chillido de su pareja a través de la computadora en la madrugada lo despertó de su pequeña ensoñación, el castaño casi se quedaba dormido mientras repasaba sus libros para el examen importante que tenía al día siguiente —No te duermas, aún no te gimo el código penal.
Eso hizo que el estudiante de filosofía soltara una carcajada, tomando nuevamente su taza con café cargado para darle un trago, por suerte seguía tibio.
—De tanto que bromeas con eso ahora pienso que de verdad tienes un fetiche, Quacks— le respondió después de recuperar un poco sus energías, retomando su libro en la página donde lo había dejado.
—Ay lusuUu— volvió a molestar, de verdad que el híbrido se había aburrido de los libros y su novio parecía más interesante que toda esa basura legal —Ya te extraño, apenas y nos vemos en la cafetería como antes ¿Cuando nos vamos a reunir para que te dé tus besotes?
La pregunta lo hizo sonrojar suavemente, para terminar con una risa nerviosa cerrando su libro.
—Bien, definitivamente llegamos a tu límite— se fijó en la hora, casi saltando del susto —¡Joder! ¿Cuándo dieron las 4 de la mañana? Mierda, mierda, tengo el examen a las 7.
—Eso intenté decirte hace tres horas, pero el señor creyó que era más importante el libro de los viejos esos y solo me mandó a callar— el pelinegro se cruzó de brazos, bufando mientras veía a su pareja volverse loco en su habitación, guardando todo lo que podía en su mochila y maldiciendo a los dioses por lo rápido que había pasado el tiempo.
—Quackity, tú también tienes exámen mañana a la misma hora.
—...No mames, me estás mintiendo, Lusu, me estás mintiendo.
Le costó poco encontrar su horario de exámenes para confirmar que su novio tenía razón. Ahora eran dos gays universitarios en pánico, arreglando las cosas de sus habitaciones para dormir un poco cómodos por lo menos, aunque minutos después tuvieron que colgar, prometiendo que se verían entre los exámenes para abrazarse y seguramente llorar de estrés.
