Hermosa Distracción: Acto I

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Recordatorio: Este fic fue creado antes de que la serie fuese estrenada, basado únicamente en el piloto y contenido de streamings, además de hcs.

Los múltiples monitores a lo largo de la pared mostraban diversas realidades a lo largo de cada Círculo. Algunas cámaras reflejaban la producción de películas o series, otras transmitían para el internet, algunas provenían de cámaras de seguridad, mientras otras eran de celulares y dispositivos que transmitían constantemente sin el conocimiento de sus dueños. Vox tenía ojos en todo el Infierno y su alcance llegaba a cada rincón de ese reino. Había dejado atrás el tiempo en que sus poderes se limitaban exclusivamente a la televisión. La tecnología había evolucionado, y Vox también. Dios había sido olvidado a cambio de delgadas pantallas negras. Cada nueva adición a su imperio lo hacía más poderoso, y Orgullo solo era una prisión para su cuerpo mientras su presencia era libre.

Sin embargo, Vox manejaba sus cartas como alguien que comprendía el mundo del espectáculo. A pesar de sus habilidades, no aspiraba a tener algo fuera de su dominio en el entretenimiento. Lejos estaba el deseo de derrocar el delicado orden del Infierno o afectar la política. Para mantener a reyes y príncipes tranquilos, Vox ocultaba el alcance de su poder. No quería despertar sentimientos negativos en seres que podrían destruir todo lo que había construido, o peor aún, asesinarlo. Se centraba exclusivamente en su área de dominio, interesado solo en su imperio de entretenimiento.

La existencia de Vox en el Infierno era casi perfecta, mucho mejor que su tiempo en vida. Podía tenerlo todo, y la eternidad prometía avances tecnológicos que beneficiarían su imperio. Casi era el paraíso. Casi. Porque era el Infierno, y todos tenían su propia fuente de tormento, ¿verdad?

El cañón del arma dejó de apuntarle. Pero en lugar de ser una victoria, todo se volvió una pesadilla.

Vox apretó los puños, sintiendo el temblor de sus manos como un insulto personal. El recuerdo era fresco, pero debía ocultar cualquier emoción patética no fuese que alguien lo descubriese. Él era un Overlord, miles de pecadores le pertenecían. No podía mostrarse débil ni en la privacidad de su imperio.

Desde su rincón, Vark levantó la cabeza, sintiendo la ansiedad de su amo incrementarse. Vox relajó su ceño y extendió la mano casi con resignación. Cualquier pensamiento negativo se desvaneció frente a esos ojos negros. Su mascota se arrastró bajo el enorme escritorio hasta llegar a él y se apoyó en sus patas traseras para apoyarse sobre el pecho de Vox. Los grandes ojos de Vark lo miraron con adorable entusiasmo, y él se encontró riendo. Vox dobló sus dedos, ocultando sus garras, y acarició la suave cabeza de Vark con sus nudillos, sintiendo la rosada lengua del animal tocar su pantalla.

—No tienes de qué preocuparte. Estoy bien. Todo está bien. —Vox prometió. Vark agitó su cola y su entusiasmo empujó la silla de Vox hacia atrás, obligándolo a poner los pies en el suelo con determinación para evitar rodar hasta el otro lado de la oficina. El acto lo hizo reírse más relajado cuando Vark mordió la manga de su chaqueta y lo llevó de regreso a su escritorio. Era uno de los juegos de Vark y, aunque Valentino encontrara desagradables las manchas de babas o la distracción, Vox disfrutaba esos momentos enternecedores. Buscó en uno de sus cajones los premios de pescado de Vark y tomó un par. Su mascota se sentó sobre sus patas traseras, vibrando de emoción.

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