La unión de una cadena es fuerte, aunque no imposible de romper.
Pero no es algo que uno no pueda arreglar con esfuerzo y tiempo.
Todas las cadenas que les unían a las personas importantes comenzaron a romperse.
Pero... al menos quedaba una.
Él fue...
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— A partir de ahora, los tres habéis alcanzado el nivel de Chūnin— felicitaba Riku mientras invitaba a sus alumnos a comer.
Los tres componentes del antiguo Equipo 2, ahora llamado equipo Riku, celebraban juntos en un abrazo.
Después de la victoria de Aimi, el siguiente combate acabó en un empate, por lo que no se llegó a realizar la final del torneo.
Sin embargo, los tres compañeros fueron ascendidos por su gran desempeño en el examen.
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— Ya no eres el único Chūnin de nuestra generación— comentó Aimi mientras aparecía al lado de Kakashi, quien caminaba tranquilo por la aldea.
La pelirroja no esperaba gran respuesta por parte de su enmascarado compañero, pero no se rendiría hasta cumplir su propósito de ser amigos.
— Después de tres años, ya era hora— respondió con cierta superioridad, ya que él había conseguido alcanzar ese nivel a los seis años.
— Mejor tarde que nunca— dijo ella con simpleza, para después sonreír ampliamente.
Aunque sabía que no debía llegar al punto de ser pesada o insoportable, con Kakashi debía presionarle un poco para poder avanzar.
— El Hiraishin que usaste en el examen ¿Dónde lo aprendiste?— preguntó indiferente el de cabellos plateados, ocultando su curiosidad.
La sonrisa de la pelirroja aumentó al escuchar su pregunta.
— Digamos que soy buena observando— respondió mientras le guiñaba un ojo.
Para ella, conseguir hablar con él de esa forma tan tranquila era mucho más que una victoria.
Ambos se sumieron en un cómodo y tranquilo silencio mientras avanzaban, hasta que la pelirroja detuvo su caminar.
— No te confíes, Kakashi. Pronto lograré alcanzarte en poder y ¿Quién sabe? Tal vez te supere— aseguró Aimi con seguridad y una sonrisa victoriosa, haciendo que él también se detuviera para mirarle.
