LAS EMOCIONES Y SUS FUNCIONES

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Un grave error que cometen tanto nuestros progenitores como nuestros tutores es decirnos que hay emociones buenas y malas. 

Si hay un niño que te ha dado una patada en el recreo no puedes enfadarte, eso es malo, debes seguir estando contento y aceptar sus disculpas  (probablemente obligadas) con una sonrisa en tu cara.

Si se te ha perdido tu juguete favorito no puedes llorar, hay que superar las pérdidas con buena cara, como si no te importase perder algo con tanto valor emocional. Si te entristeces es malo.

Si has hecho un regalo a alguien y no te lo ha agradecido como esperabas no te puedes frustrar, no debes esperar nada a cambio, si haces las cosas esperando tener algo a cambio es malo.

Estas prohibiciones tienen muchas repercusiones en la vida adulta, ya que hay personas que no saben gestionar lo que les pasa ni identificar lo que sienten o darle importancia; debido a una pésima educación.

Entonces, ¿Cómo se dividen las emociones?

Se dividen en dos principales grupos:

1. Emociones Placenteras: amor, felicidad, ilusión...

2. Emociones displacenteras: miedo, tristeza, asco, culpa...

Pero tienen un gran rasgo en común. TODAS SON NECESARIAS Y TODAS TIENEN SUS FUNCIONES.

¿Y para qué cojones sirven las emociones displacenteras? Te preguntarás

a. Tristeza: elaborar las pérdidas. Sin esta emocion se bloquea la pérdida, por lo que no la podrás superar. Se aísla, no se soluciona.

b. Miedo: aviso de que tengo menos de lo que requiere una situación para ser superada. La negación al miedo es aceptar peligros sin pensar.

c. Ira: poner límites a las personas que quieren invadir tu espacio sin que tú lo quieras. 

Y la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿CÓMO FUERON ABORDADAS ESTAS EMOCIONES EN NUESTRA INFANCIA?

En el caso de Gustabo de una manera bastante correcta, hasta que fue separado de su familia, claro.

En la casa de una familia tan informada como eran los Conway, intentaban ser lo justamente permisivos con sus dos hijos, como la mayoría de padres, centrándose especialmente en las emociones positivas. Pensándolo objetivamente es lago lógico. Tanto Julia como Jack tuvieron una infancia complicada, especialmente el segundo, abundando emociones negativas. ¿Por qué querrías que tus hijos lo pasasen tan mal como lo pasaste tú? Es mucho más cómodo verles felices y despreocupados que tristes y reflexivos. El tiempo malo hay que pasarlo rápido, pero el bueno disfrutarlo de forma lenta. 

El problema llegó en el momento que Gustabo se separó de sus padres y encontró a Horacio. Las emociones "positivas" ya no eran las que abundaban en su vida, al contrario. La ilusión, la esperanza y la tranquilidad desaparecían a pasos forzados. El rubio, analizándolo de esta manera, llegó a la conclusión de que estaba haciendo mal las cosas, si no tienes emociones buenas es que estás haciendo mal.

Horacio era todo lo contrario, él había crecido en una casa en la que los adjetivos que no fueran seriedad, eficiencia y dureza, no estaban permitidos. Estar triste, ilusionado, feliz... era de débiles. Con esto observamos como emociones "positivas" y "negativas" son algo completamente subjetivo, para algunos son unas, para otros otras.

Cuando, como en el caso del segundo, las emociones no son respetadas, los niños tienden a ocultarlas de dos principales maneras:

1. Permitirse sentir la emoción pero evitar la expresión. (Que es lo que hacía Hache en la mayoría de los casos)

2. Se remplaza por otra que sí esté aceptada en la familia (la tristeza por enfado, la tristeza por el miedo...)

Cuando empezaron a convivir, Horacio intentaba ocultar todas estas emociones que florecían de su gran corazoncito, y fue Gustabo, el que, habiendo recibido una educación y valores más maduros que el menor, intentó buscar la manera de complacerle, y esto era escuchando todas estas preocupaciones y emociones, tanto placenteras como displacenteras. Lo hacía a imagen de sus padres. El rubio recordaba nítidamente que cuando discutía con Danielle, ambos, se sentaban a los pies de su cama y posteriormente en la de su hermana. Queriendo escuchar los problemas y las emociones de sus hijos, para enseñarles a gestionarlas y quitarse de quebraderos de cabeza a la larga. Por lo tanto, como vio eficiencia en sus acciones decidió repetirlas, y adoptar un puesto paternal de forma completamente inconsciente con Horacio. 

Le satisfacía ver que podía ayudar al que es como su hermano,  le gratificaba y generaba emociones placenteras. 

Porque cuando ayudaba al de rulos castaños se sentía en paz consigo mismo. Sentía que ahí sí estaba haciendo las cosas bien.





(Marina Mammoliti: psicología al desnudo: las emociones y sus funciones)

SÍNDROME DEL SALVADOR - GUSTABO GARCÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora