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Luzu y Quackity se cruzan inesperadamente por la mañana, gracias a las mascotas de ambos.
Y así pasan todos los días, topándose cada mañana, tarde y noche para sacar a pasear a sus perritos, haciéndose un hábito y costumbr...
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En la noche.
Ya habían cenado, estaban abrigándose para salir. Habían pasado muchas cosas este día.
No podía evitar pensar a cada rato en el chico de sudadera oscura, eso hacia que se emocionara demasiado, provocando que su colita de pato se moviera de un lado a otro, al igual que sus alas. No entendía el por qué reaccionaba así, y eso le desesperaba.
-¡Puta madre, puta madre! ¡Pu-ta MADRE! ¡Controlate pendejo! Posiblemente ni lo veas, pero ps, ya cabrón... - suspiro tratando de detener el movimiento de sus alas contra una pared, mientras Meji, lo veía confundida.
-¡Ahh! ¿pero por qué chingaos digo eso? Esta más que claro que no lo vas a ver... Espera un pinche segundo, ¡¿Por que pienso en el?!
Estaba en sus crisis inusuales sobre algo que siempre tiene en mente y no puede sacarselo de su cabeza, hasta que acepta lo que es (luego ni eso), o simplemente ya descubrió el porque.
Tenía que sacar a Meji, así que a la fuerza pensó en otra cosa, "olvidándose" finalmente de aquel chico de ojos rojos que le ponían nervioso.
-Ya, gracias Diosito. - Agradeció viendo el techo de su casa, para después ver a Meji y tomarla de la correa. - Ámonos, mija
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La noche era fría, la brisa le golpeaba el rostro levemente. El aire fresco inundaba sus fosas nasales, provocándole un cosquilleo por lo frío que estaba.
Se sentó en una de las bancas, el frío le llegaba hasta los huesos, al parecer Meji estaba perfectamente bien porque estaba corriendo, oliendo flores o haciendo cualquier cosa a su vista.
Estaba tan concentrado en darse calor en sus manos, que no se dio cuenta que alguien se sentó a su lado hasta que su perrita salto a su lado, moviendo frenéticamente su cola de un lado a otro, haciendo voltear a su lado, encontrándose a Luzu acariciando a su perrita casi casi encima de el.