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Luzu y Quackity se cruzan inesperadamente por la mañana, gracias a las mascotas de ambos.
Y así pasan todos los días, topándose cada mañana, tarde y noche para sacar a pasear a sus perritos, haciéndose un hábito y costumbr...
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Ese mismo día, pero en la tarde.
Luzu, estaba totalmente confundido aún sobre lo que pasó en la mañana, aquel chico con acento "raro". Sus mejillas ardían al recordar ese momento en que sus ojos se cruzaron con los oscuros y sus respiraciones se mezclaban; un poco más y se besaban, milagrosamente eso no ocurrió.
Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta hasta después que Duki estaba rasguñando la puerta del baño, se estaba bañando, que al parecer se había quedado más tiempo del que era al ducharse. Salió con una toalla envuelta en la cadera y salió, para después vestirse.
-Duki, no estoy tan contento ahorita contigo por lo que pasó en la mañana. Menos mal fue un chico simpático... Si no, nos hubiéramos metido en problemas. - Empezó a hablar con su mascota, después de todo era la única compañia que tenía en su casa.
La perrita solo bajo un poco sus orejas algo arrepentida, después de todo parece que si entiendo todo lo que le dice.
Luzu suspiro, se terminó de cambiar y se arrodilló frente a ella.
-No estoy enojado, pero tampoco contento. ¿Vale? - Le sonrió, para después acariciar su cabeza con amor.
No podía enojarse con aquella perrita.
Se levantó y fue a la cocina, iba a preparar algo de comer, para después salir a pasear nuevamente su perrita, pero ahora por la tarde, también le había servido a su Husky. Al terminar, lavo sus trastes y los dejó secando.
Hacia calor, así que le quitó su suéter que tenía en la mañana a su perrita mientras el iba igual que hace unas horas, solo que un poco más arreglado.
Su cabello tapando media cara, su sudadera negra sin ningún pelo de Duki, unos pantalones y unos botines.*
Le colocó la correa a la canina y antes de salir de la casa, hablo.
-Si no estuviéramos acostumbrados a salir a estas horas, no saldríamos a pasear por lo de hace rato, ¿sabes? - Dijo seguida de una pequeña risa, mientras Duki bajaba las orejas y movía frenéticamente su colita, mientras se acercaba a su dueño y lamía su mano, y la olía como si hubiese algo ahí, un gesto que se le hizo extraño.
-Venga pues, salgamos.
Abrió la puerta, dejando salir a la perrita, para después salir el y cerrar bien la puerta.
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