Capitulo ocho

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-¡Voy al baño!- Angie grito sobre la música.

Otro fin de semana, otra ida al boliche que tenía con Lourdes, Martina, Julieta y Brisa. Más unos amigos de clase de estas dos ultimas, que estaban festejando la terminación de sus últimos exámenes.

Esta vez todos estaban bastante pasados de copas, sin excepción. Lo confirmo con Julieta cuando esta antes de dejarla ir al bajo, la tomo del cuello besándola efusivamente frente a todos. En medio del beso Angie abrió los ojos notando la mirada dolida de Brisa a su lado.

Separó a Julieta sutilmente para luego dirigirse por fin al baño. Se adentró en este, se miró en el espejo, y cuando todo le dio vueltas se agacho mojándose el rostro, el baño era pequeño, y estaba bastante oscuro, con apenas una tenue luz roja, gracias a ello cuando la puerta se abrió de pronto y Brisa entró empujándola de vuelta al lavamanos no tuvo ni tiempo a reaccionar. Lo pequeño del lugar le permitió a Brisa solo estirar su mano para bloquear la puerta.

-¿Que ha...

Brisa cubrió la boca de Angie con una de sus manos, la miro profundamente, y después la soltó. El mareo de Angie no desapareció, a pesar de estar borracha sabía que este, ahora, se debía a Brisa. No lo pensó mucho, embistió los labios de la castaña a la vez que la abrazaba por la cintura.

Brisa la recibió clavando sus dedos en al cabello de Angie y esta bajo las manos colándose en la falda de Brisa, permitiéndose acariciarla un buen rato.

Las lenguas se entrelazaron, y no se soltaban hasta que el aire se los exigió, la posición canso a Angie, entonces invirtió las posiciones acorralando a Brisa ahora contra el lavábamos y aprovechando la posición de sus manos la tomó subiéndola.

Angie se olvidó de todo, sin pensarlo mucho movió su mano acariciando el centro de Brisa por encima de la ropa interior con la mano extendida, viéndola cerrar los ojos. Eso la motivo a empezar a moverse, frotándola hasta empezar a sentir la humedad. Brisa la tomó del rostro para que volviera a sus labios, pero los gemidos le impedían mantenerlos juntos mucho tiempo. Sin parar los movimientos Angie enterró el rostro en el cuello de Brisa, besando y chupando la zona. Sintió a la castaña abrazaban su cadera con las piernas al mismo tiempo que empezó a ir más rápido, subiendo y bajando los dedos por todo su centro. Los suspiros que soltaba Brisa llegaban directamente al oído de Angie gracias a la posición, y pronto se convirtieron en débiles jadeos indicándole a Angie que la castaña había alcanzando el orgasmo con la simple estimulación. Sintió el agarre de Brisa aflojarse pero ella no soltó su cuello, no hasta que la puerta del baño empezó a resonar con fuerza.

Angie gruñó y se alejó del cuello de Brisa, esta la miro con pánico pero la peliazul dejó un beso rápido sobre sus labios.

-Entra en el cubículo, saldré yo primero.

Como pudo, y aun con los estragos del momento anterior Brisa bajó del lavamanos y dándole una última mirada a Angie, se metió en el cubículo. El pánico volvió y se imaginó lo peor, tal vez era Julieta, que se preguntaba porque Angie tardaba tanto, y entonces la culpa volvió, como lo hacía todos los días desde que se confesó ante Angie. ¿Por que lo hicieron?

Escucho a Angie compartir palabras con alguien, luego la puerta cerrándose y silencio. Aprovecho y se arregló el cabello con los dedos, entonces una voz la hizo sobresaltar.

-Brisa, sal de ahí dale.

Cerró los ojos, a la vez con alivio y con vergüenza. Salió del cubículo encontrado con la mirada indescifrable de Lourdes. Levanto una mano indicándole a Lourdes que mejor no dijera nada y camino al lavabo. Claramente Lourdes la ignoro.

-Dios Brisa, ¿que estás haciendo?

Se mojo la cara y se giró a mirarla.

-Julieta estaba por venir a buscar a Angie, da gracias a que le dije que yo venía.

Brisa cubrió su rostro con sus manos y sintió que los ojos le picaban.

-Lo sé yo... ya sé.

-No te hablo con la intención de reprenderte, quiero evitar que también vos salgas herida de esto.

Brisa se miró en el espejo, sabía que estaba mal, sabía que no quería esto, nunca pensó que haría algo así a una amiga. Quería a Angie, siempre la quiso pero sabía que debía parar.

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Brisa salía a la luz del día, había pasado el fin de semana caótico, y ya estaba a mitad de semana. Había tenido una reunión con su asesor de tesis cuadrando la presentación de esta, había acabado las clases, solo quedaba eso y la graduación. Observó el auto de Lourdes estacionado afuera, como le dijo en un mensaje, quedando en recogerla fuera de la universidad para celebrar.

-¿Y?

Fue lo que le dijo apenas entro en el auto.

-Esta terminada. Tengo fecha de presentación.

Dijo aliviada. Lourdes la observó orgullosa.

-Finalmente, amiga.- le dijo con una enorme sonrisa.- Te felicito. ¿Vamos por un café?

Unos minutos después se encontraban en una mesa. Ambas hambrientas, Lourdes saliendo recién del trabajo y Brisa de la universidad.

-¿Lu?

Brisa llamó su atención algo inquieta. Lourdes la miro interrogante.

-¿Sabes algo de Angie?

Lourdes la miro indecisa. Después de el fin de semana no supo de la chica, y de hecho, tampoco de Julieta. Lo cual era extraño, sabiéndose que la veía todo el tiempo en la universidad. Sabía que Angie podía estar evitándola, lo cual le dolía, pero no saber de ambas la estaba poniendo nerviosa. Lo último que supo aquel día cuando dejó el baño es que ambas ya había salido del boliche.

-Tampoco la he visto.

Brisa la miro decaída. Pero Lourdes negó con la cabeza.

-Ya sé, yo me lo busque.- se desplomó en la silla.

-¿Que pasó en realidad entre ustedes, Bri?

Lourdes la miro curiosa.

-Eso ya lo sabes.

-No, hace años. Cuado se conocieron.

-Pues... las cosas terminaron. Angie... Angie me dijo que estaba enamorada de mi, yo estaba confundía. Tenia diecisiete Lu, estaba descubriendo que me gustaban las chicas. Fui... fui una mierda, la aleje, pero ella insistía, y mi método para hacerlo definitivo fue lastimarla. Tiempo después me di cuenta que yo también estaba enamorada de ella, vos sabes que no pude estar con nadie seriamente, y es que.- se rió irónicamente.- era porque no encontraba a nadie que me hiciera sentir como Angie, no eran ella. Pero ya lo había arruinado, luego vuelve aquí y resulta que sale con una de mis amigas.

-Lo siento, Bri.- la ojiverde la miro con comprensión.

Después de la comida con Lourdes Brisa tuvo que cumplir su medio tiempo en la tienda de libros, por las horas estuvo lleno de gente las primeras horas, luego se empezó a calmar. Ahora estaba por cerrar, checaba unas cosas en su computadora cuando escucho que la puerta se abría. No levanto la mirada, una ultimo cliente supuso. Sintió la presencia pararse frente a ella, imagino que necesitaban su ayuda. Lo que si no imagino fue encontrarse con que era Angie.

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Lo que estaba escrito | BrangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora