Capitulo 7

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Había salido de la universidad y ahora estaba en mi turno en la floristeria.  La dueña no estaba así que todo se encontraba sumido en una maravillosa paz.  No había quejas ni gritos.   ¡Bien! 

— Oh, casi me olvido.  Ésto llego para ti en la mañana — Joselyn mi compañera de trabajo.  Una chica de veintitrés años, bajita y con unas libritas demás, pero con un rostro muy bonito.

Se agacho en el mostrador buscando lo que me habían dejado hasta que lo encontro. Un sobre.  ¿Un sobre?

Muñeca,

Tal vez o creo que ya no tengo el derecho de llamarte así.   Sé que han pasado cuatro años desde que me fui dejandote sola después de que hicieramos el amor, pero tampoco tengo excusa.   Debí buscarte y decirte lo que me pasaba.  Hubo un tiempo en que pensé que fue lo mejor y otro en que pensé que debía buscarte.  Quiero explicartelo todo y que me expliques algo que mencionaste en tu departamento.  Te espero a las dos en la playa que ésta casi a las afueras de Miami. 

Tuyo siempre,

Lucas

— ¡Cabrón! 

Joselyn me miró horrorizada por mi tan mala palabra y volque los ojos para que no me hiciera caso.

¿Muñeca?

¿Con qué derecho se atreve a llamarme así?  ¡Muñeca!  Por favor, me lastima y ahora quiere arreglarlo.  Pues creo que es demasiado tarde su arrepentimiento.

¡¿cuatro años?!

¡No, fue ayer el día que me dejaste! Qué cree que recordandolo me va a ser sentir mejor o me va a conmover que se acuerde el tiempo en que destrozo mi vida.

Debí buscarte

En éstos momentos ésa frase ni siquiera me emociona.  Claro que debio buscarme, decirme que le pasaba o que estaba sintiendo, pero irse así sin más, no era la solución.   Era una salida de cobardes y yo no quiero un hombre cobarde en mi vida.   Quiero un hombre que me ame de miles de maneras y que esté dispuesto a protegerme, cuidarme y que quiero un futuro conmigo. 

No pido demasiado.   Pido algo muy sencillo y él no me lo pudo dar.

— Sabes que una mujer grosera no se escucha bien frente a los hombres — dijo Joselyn dando su habitual sermón.   Gracias a Dios que este era mi primer sermón porque hace tiempo que no decía palabrotas.

— La ocasión lo amerita.

Acomode los dos arreglos florales que había terminado y tome mis cosas.  Solo faltaban unos minutos para salir, pero me sentía que me estaba asfifixiando.  Todo lo que había construido durante éstos años Lucas amenazaba con derrumbarlo.  Yo no quería que lo derrumbara.  Yo tenía construido un castillo junto a Travis y con Lucas tenía un pasado oscuro lleno de mucho dolor.  Sin poder controlarme las lágrimas se derramaron por mis mejillas mientras iba en busca de un taxi.

¿Por qué no se quedó donde estaba? ¿Por qué no se queda con ésa con quién me engaño?  No le estaré pidiendo demasiado.  Claro que no, hasta estaría dichoso.

— No vas arruinar mi felicidad, Lucas.  Ni ahora ni nunca. — Me jure a mi misma en el momento que tomaba un taxi.

Tenía el tiempo contado para aparecer en la playa, mandarlo al demonio y cenar con Travis para acurrucarnos como dos perezosos gatitos en el mueble.  Esperaba que Trav llegara después que yo para así no tener que darle una excusa.   Aunque yo no soy de las que doy explicaciones no me gusta mentirle.  Lo mejor que hay entre nosotros es la confianza. 

¡Olvidame, idiota! - ¿SNSRTE2? #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora