𝗥𝗶𝗰𝗸 𝘆 𝗠𝗼𝗿𝘁𝘆 | Tras mudarse Shary, a la ciudad del mismo universo de C-137, y en su mismo vecindario, recién cumplía 19 años, estudia en la universidad local, un día tuvo un pequeño embrollo en el garaje de los Sánchez y se involucra en un...
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Tras encontrar a Morty y volverlo a la normalidad, habían pasado unos 3 días desde aquella aventura.
Ahora tocaba centrarnos en una nueva aventura: el cumpleaños número veinte de Shary, durante este viernes sólo habrán drogas, alcohol y muuucha marcha. Tocaba mover el esqueleto y darlo todo, eso mismo planeaban hacer nuestro personajes principales incluyendo también a los amigos y el novio de nuestra protagonista; los cuales estaban decorando todo lo mejor posible en casa de Thomas ya que era el de la casa más grande y quien tenía piscina incluida.
La decoración a pesar de ser sencilla era algo ideal y apto al gusto de Shary, pequeñas luces adornando el jardín y la piscina, por dentro habían decoraciones purpuras y negras que constrastaban con el blanco, incluso el pastel se hizo de Hei Mei, tan gótica como la dulce azabache.
Lo que iba siendo la tarde iba bien, ni los invitados ni la cumpleañera llegarían hasta dentro de un par de horas en lo que terminaban de decorar y se preparaban para la gran fiesta que iban a montar.
Habían invitado a muchas personas, incluso a los perros humanoides de capítulos atrás, y a otros muchos más aliens que se hicieorn amigos de Shary según iba teniendo aventuras con Rick y Morty; que según ella: fue lo mejor que le pudo pasar.
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Rick iba completamente sobrio, había conseguido mejorar más su amistad con Shary durante estos últimos meses y más con lo sucedido con el Rick tóxico que le hizo recapacitar sobre como iba haciendo las cosas con la de ojos azules; ahora, se vistió casual quitándose aquella bata de laboratorio y colocándose una camisa azul y una americana encima para cambiar un poco los aires.
Estaba sonriendo, iba andando al lado de Morty quien también se puso una camisa amarilla y se dejó lo demás, ambos llevaban una alegría un poco distinta a la habitual a parte de que le trajeron un pequeño regalo especial para la cumpleañera, estaba siendo una tarde especialmente linda.
Una vez llegaron a casa de Thomas, dejaron los regalos en el recibidor, la gente estaba ya bailando y disfrutando de la fiesta, aunque por alguna razón todavía no aparecía la cumpleañera; aunque tampoco era nada de que preocuparse ya que al poco tiempo de llegar ellos nuestra querida protagonista bajaría de las escaleras con un vestido corto de tonos morados y violetas, acompañado de una radiante sonrisa de alegría.
