Prólogo

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Prólogo

"Planeta Thor", así lo habían llamado los primeros en llegar al mundo desconocido, pero habitable cuando hacía décadas se supo que el planeta Tierra tendría una catástrofe inevitable.

Algunos científicos se concentraron en intentar evitarla, otros hicieron el plan B. Un plan de huída. Tuvieron el tiempo suficiente para avanzar rápidamente en las investigaciones. Esta autora cree que nada mejor que un poco de presión para hacer el trabajo rápido, aunque, no necesariamente, mejor.

Cuando la mayoría de los científicos se convencieron de que el planeta Tierra ya no podría ser habitable por muchos centenares de años, se unieron al plan de huída.

Encontraron varios planetas habitables y sin saber lo que los esperaba, se prepararon para los largos viajes a distintos lugares. Los que emprendieron el viaje no llegaron a ver el destino, pero si sus nietos. El viaje fue largo, con problemas de poder en el medio. Pequeñas guerras dentro de una enorme nave volando en el espacio negro e inmenso.

¿Qué prueba más se necesitaba para creer que la humanidad tenía que haberse extinguido con su planeta?

Pero el instinto de supervivencia era más fuerte.

Pocos años antes de llegar al destino, se llegó a un acuerdo de paz. Ya no existían clases altas o bajas. Todos recibían la misma cantidad de recursos, que tampoco era mucho para elegir. Y aunque, los humanos demostraban que podían trabajar en equipo, no siempre los líderes eran buenos.

La nave aterrizó de manera exitosa en un lugar desprevisto de árboles, pero estuvieron varios meses adentro de la nave. ¿Miedo? Si, miedo a lo desconocido. Y también estaba el pequeño problema con el clima.

Lluvias intensas, relámpagos y truenos azotaron el planeta por meses. Por eso su nombre, parecía que habían llegado al planeta del antiguo dios nórdico, y éste estaba enojado con su llegada.

Los humanos observaron el planeta desde las pocas ventanas que tenía la nave. Se parecía al planeta del cual habían huido sus abuelos, aunque más... Salvaje. Sin edificios, casas, castillos o hasta chozas. Sólo podían observar más allá del claro donde habían aterrizado. Árboles, grandes árboles de color verde oscuro. Probaron el oxígeno del planeta y era óptimo, cómo lo habían dicho sus científicos hacía mucho tiempo. La gravedad era un poco más pesada, pero creían que era por el hecho de haber nacido y criado en una nave.

Todos estudiaron para tener un trabajo en el nuevo planeta, lo que hacían en la nave también. Y, aunque no había clases sociales, los científicos eran los más importantes. Le seguían los técnicos, que arreglaban cualquier cosa que se rompiera. Los agricultores, que daban comida y la cocinaban. Los costureros, que hacían magia con la tela que habían llevado. Y así, sucesivamente.

Una vez que el clima del planeta Thor se calmó, los humanos salieron de su nave a investigar.

La esperanza se volvió un hecho, el planeta era hermoso y fructífero. Poco a poco comenzaron a instalarse en el plano despejado que habían aterrizado.

La vida era tranquila, llena de verduras que ahora salían de la tierra y no de una cámara de refrigerio. Los científicos estaban absortos estudiando cualquier cosa que se cruzarán. Los técnicos haciendo casas y todo lo que necesitará la poca población de humanos que habían llegado. Cada uno se mantuvo tranquilo y trabajando, mientras el clima de Thor se los permitía.

Pasaron unos pocos años, y los humanos se multiplicaron. No sé habían animado a salir del claro, temerosos de encontrar algo que no pudieran manejar. A eso, le sumaban el hecho de que siempre se sentían observados desde el lejano bosque.

Pero había llegado la hora de migrar.

Un grupo de hombres y mujeres decidieron ser los primeros en investigar el enorme bosque.

Allí empezaron los problemas...

Continuará...

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