Castigo

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Capitulo 2

El mundo de Hinata giraba mientras estaba pérdida en los ojos celestes del macho, su respiración contenida era probablemente la razón. Ni siquiera se animó a mover un músculo mientras su enorme y caliente mano la mantenía pagada a él.

El macho mostró los dientes, ella sintió la vibración en sus manos que estaban apoyadas en el torso de él. ¿Había gruñido? ¿Cómo un animal salvaje?

Un escalofrío se apoderó de su espalda, no sabía si era miedo o algo más oscuro, simplemente dejó que los segundos pasará. Nunca espero que él la empujara hacía atrás. Sus piernas flojas no le fueron de ayuda, se cayó de bruces y un sonido parecido a un quejido salió de sus labios cuando su trasero impactó contra el suelo. Lo único que pudo evitar quedar desparramada por el suelo fueron sus manos, que las apoyó para evitar caer de espaldas con el impulso.

Hinata levantó la mirada lentamente hacia el jefe del grupo. Este no parecía ni un gramo de arrepentido, en todo caso parecía estar lleno de sí mismo. Ella apuñaló la tierra suave con sus dedos, apretando en puños, quería levantarse y defenderse. Pero apretó sus dientes y se quedó quieta allí.

- Levantarla, tengo un castigo para las hembras como tú.

Hinata no desvío la mirada de él, estaba furiosa, porque creía que habrían terminado con su vida allí mismo. Pero el macho parecía convencido en darle otra clase de castigo. Tan concentrada estaba en él, que se sobresaltó cuando la tomaron de los brazos y la levantaron a la fuerza. Aún así, no puedo evitar dejar de mirar al rubio con el que había soñado y resultó ser un idiota. ¿Será que él pensaba lo mismo de ella? Después de todo, por lo que él sabía, ella había roto las reglas que ellos habían impuesto.

- Naruto...

Hinata miró hacia Iruka, pero el hombre no llegó a decir nada más con una seña del macho de cabello rubio.

- Vamos, hay cosas más importantes que hacer. Encárgate, Sakura -, gruñó mientras se volteaba y caminaba hacia el enorme animal que parecía esperarlo pacientemente mientras mordía un poco de la hierva del suelo.

Hinata dió una última mirada a Iruka antes de que su mundo se oscureciera junto con un dolor agudo y sordo en la nuca.

Había una vieja creencia de la tierra que decía que después de morir no sentías dolor, no tenías tristeza, ni tampoco alegría. Pasabas a hacer una energía que existía. Sólo eso...

Pero Hinata podía refutar eso.

Le dolía todo, desde las puntas de los pies hasta la coronilla. No entendía lo que pasaba, ¿aquella hembra la había matado? Ella hubiera preferido eso a ese dolor que le atravesaba.

Poco a poco empezó a ser consciente de su cuerpo, podía sentir un leve balanceó. Sus hombros dolían y tenía los brazos extendidos y sin fuerza. Sólo mover los dedos le daba dolor. También su estómago estaba revuelto y aprisionado contra algo. Agradeció no comer, o probablemente habría expulsado todo por su boca.

Definitivamente estaba viva, viva y muy adolorida.

Sus sentidos comenzaron a llegar, escuchando una clase de jadeo profundo. Era definitivamente un animal, abrió lentamente los ojos, y su mundo giró. Ella estaba de cara al suelo, pero este se movía junto con ella... O ella se estaba moviendo, razonó aún un poco aletargada. No quiso hacer saber que se encontraba consciente, así se que mantuvo así mientras intentaba escuchar más allá de ese alto sonido de jadeó. Pero las voces eran demasiadas bajas para poder distinguir lo que decían.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2023 ⏰

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