Capitulo 1
Tres reglas. Simples y concisas.
No cazar animales de cuatro patas o más.
No quemar vegetación, ni viva ni muerta.
No salir de su terreno impuesto.
A Hinata se lo habían inculcado desde que tenía uso de razón, cada niño y niña creció con esas reglas. Eran lo que regía la vida de todos los humanos refugiados en Thor.
Era muy extraño que alguno de los habitantes natales de allí entrará en el terreno de los humanos, pero cuando pasaba era porque había algo grave atrás. Las mujeres y niños se escondían en las precarias casas que llamaban hogar, mientras que los hombres temblaban con cada metro menos entre los enormes "machos" de Thor y ellos.
Las "hembras" de ese planeta no tenían nada que envidiarles. Eran grandes, musculosas y bronceadas. Cada uno de sus músculos estaban definidos, Hinata creía que era por su vida nómada. Los nativos se movían con las estaciones, hacían grandes campamentos para instalarse por una temporada en un lugar y luego se movían al siguiente lugar con las manadas que seguían y comían.
Y a pesar que le sacaban cabeza y media los machos y una cabeza las hembras, Hinata se mantuvo firme al lado del líder del campamento de los humanos. Aún estaban lejos, pero sus pasos eran lentos y seguros.
— Aún tienes tiempo de retractarte—, murmuró Itzuka, el hombre de mediana edad que había estudiado el idioma de los nativos y había pasado largos años con ellos para aprender sus costumbres.
Hinata se mantuvo con la mirada fija al frente, sin ver en realidad, pero no hizo ningún movimiento. Ella ya estaba decidida a hacerlo.
— Deberías dejar que tu hermano cumpla su castigo.
Hinata apretó las manos sudadas en su pantalón algo grande, sus uñas clavándose en la piel de sus muslos aunque estaba la tela de por medio.
Ella sólo negó con la cabeza y fijo su atención en el que parecía el obvio líder del grupo. Desde esa distancia ella ya podía ver sus músculos bronceados y su piel brillante, su pecho sólo cubierto por cintas parecidas a cuero que sostenían sus hachas en su espalda.
Los nativos no usaban mucha ropa, sólo unos simples pantalones ajustados que parecían ser de la misma tela que sus tiras. Hinata se contuvo de moverse en su lugar, al ver la anchura de los muslos del macho. Con las hembras era aún peor. Todas en buena forma, no temían mostrarse. Llevaban lo que parecía una tela ajustada que cubría y mantenía sus senos firmes ocultos, y los mismo pantalones que los machos.
Sería la primera vez que Hinata mirará a los nativos desde tan cerca. Tal vez fuera la última, con el posible castigo que le dieran por la falta de su hermano. No quiso mirar hacia atrás, sabría que no encontraría a su padre o hermano en los hombres que la acompañaban.
Su padre, Hiashi, y su hermano, Neji, eran agricultores, encargados de la siembra y la caza. Hinata también era parte de ese círculo social y por eso no llegaba a entender el comportamiento de ambos. Ella había estado comprometida con Toneri, un muchacho del mismo círculo. Era costumbre casarse con gente de su mismo círculo social, pero Hinata no había estado muy feliz con la idea. Tanto así, que en realidad no le dolió decirle que sería la voluntaria para recibir el castigo.
La vida en Thor era lo único que había conocido, pero se sentía vacía por momentos. No sabía que buscaba, simplemente, era tan monótona. Nunca se había sentido como en ese momento.
Si corazón palpitaba fuerte en su caja torácica, su sangre zumbana en sus oídos y su cuerpo sudaba más que una tarde bajo el sol de Thor en media cosecha.
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Sacrificio
Science FictionHinata siempre temió a los seres humanoides del planeta que habían "colonizado" los humanos cuando la desgracia climática llegó a la tierra. Hacia varias descendencias que estaban siendo refugiados allí, pero nunca fueron parte de los pobladores. Ha...