Diario de un amigo imaginario

Capítulo 2

- Eeermiiiiily. ¡Levántate que vas a llegar tarde en tu primer día!

La nostálgica voz de mi madre gritando para que me levantase, es una de las cosas que más me gusta atesorar en este momento.

Hoy estamos a 14 de septiembre, cumpli hace 4 meses 12 años. Por lo tanto hoy era mi primer día de instituto.

Al ser el primer día, tienes los nervios en flor de piel y la cabeza ametrallada con preguntas tipo... ¿Cómo será mi primer día? ¿Estarán mis amigas? ¿Me molestaran en clase? ¿Los profesores serán unos plastas? ¿No la fastidiaré el primer día? ...

El primer día siempre está lleno de dudas; muchas veces de nervios. Y de éso aprendí que cuanto más nerviosa estea, hay más probabilidades de que algo salga mal; aunque este no es mi caso.

- Emy. Despiertate.- me ordena Alex, susurrando al oído.

Por éso yo termino cayendome de la cama, con sobresalto y con sorpresa.
Me hago daño en el glúteo a consecuencia de éso.

- No hacia falta que me asustases así, Alex.- digo de mal humor y medio somnolienta.

Y el muy cabr** se rie de mi reacción.

- Tendrías que haber visto tu cara cuando te caíste.

- No tiene nada de gracia.- sigo de mal humor después de la gamberrada de Alex.

Alex es mi mejor amigo. Y aunque no lo creáis, es mi amigo imaginario.
Sólo que al parecer alguien se olvidó de llevarselo de vuelta, ya que me ha seguido brindando su grandisima compañía (que se note mi sarcasmo) durante varios años.

Él es bromista, molesto, le gustan la bromas, alegre y siempre está lleno de energía; aunque increíblemente sea sereno y de carácter tranquilo.

Yo a él no lo veo, pero él a mi sí. Según él, es un tio que está bueno y que si fuese una persona normal ya se habría ligado a la mayoría de la población humana. Y yo le termino contestando que no conquistaria ni a un caracol.

En fin, aunque no lo pueda ver, yo siento su presencia. No sé explicarlo bien, pero es algo especial.

Me dirijo a mi armario y me pongo mi vestido blanco con manoletinas blancas y un sombrero. Perfecta.

- ¡Emily! ¡A desayunar!.- grita mi madre.

- ¡Vooooy!.- le respondo.

Bajo las escaleras, me tomo el desayuno y me pongo en marcha para enfrentar a mi primer día de instituto.

Nos vemos!

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