Capítulo 1: La luz del día

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Abrí los ojos y lo primero que ví fue el techo blanco de mi habitación. Me refregué los ojos mientras me acomodaba en mi cama e intentaba despabilarme. La luz del sol me molestaba.
Todavía no me acostumbraba al nuevo ambiente. Tenía 17 pero había decidido mudarme de la casa de mis padres a la casa de mi abuela, que ahora sería mi casa técnicamente ya que la abuela Maddie lo había dejado todo a mi nombre antes de fallecer. Se supone que no podría tener esto hasta los 18 pero los cumplo en unos meses asi que, no importa, ¿no? Además, yo era responsable. Cumplía con mis tareas, hacía las compras, sabía limpiar y cocinar, podía salir sola porque conocía la ciudad, etc. Asi que mis padres accedieron luego de pensarlo un poco, sonreí al recordar el hecho.

Fuí a la cocina a hacerme el desayuno, recuerdo que aquí solía sentirse el olor al perfume de mi abuela. Ahora solo se siente un vacío que parece ser interminable...

Traté de ignorar esa sensación angustiosa mientras me servía unos cereales y sacaba el yogurt de la heladera para luego poder mezclarlos, me encantaba el yogurt con cereales, era mi desayuno preferido.
Me senté y comencé a comer despacio, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

No me preocupaba en absoluto todo esto, sentía que podía manejarlo. Además, eran las vacaciones de invierno, tenía 3 semanas sin clases para mí sola... Y ahora que lo pensaba, no sabría qué hacer para pasar el tiempo. "¿Qué puedo hacer?", me preguntaba mientras intentaba pensar en algo más divertido que sentarme en mi habitación a escribir canciones, aunque casi nada era más divertido para mi.
Salí de mis pensamientos porque el telefono de la casa estaba sonando.

Era Bri. Ella era la nueva chica del instituto, tiene fama de ser una "mala influencia", pero yo no creo que sea tan mala. Nos llevamos bien de todos modos.

"¿Si?", dije atendiendo. "¿Que pasó, Bri?"

"Fiesta. Esta noche. ¿Te apuntas? Matt la organiza.", explicó.

"No lo se... Es que no se si-es decir... Ugh, es que hace poco me mudé, ¿sabes?, y necesito tener todo acomodado antes que nada, además de que tengo que desempacar algunas cosas todavía y-"

"Vamos, Liz.", me dijo en tono de ruego, interrumpiendome. "Va a ser solo una noche, no va a pasar nada. Te lo prometo."

No sabía qué decirle. Estaba por contestarle que "gracias, pero, no gracias". Aunque... Ah, qué importa, ¿no? Una noche no hace daño...

"Hora". Exigí. "Más te vale que esto sea bueno."

Escuché que lanzó un pequeño grito de emoción "Oh créeme. Esto va a ser genial."

▪▪▪

Lo que ni Bri, ni Elizabeth sabían era que esa noche todo iba a cambiar...

CarmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora