EMOCIONES

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Crecí en una familia donde nadie expresaba sus sentimientos; me enseñaron a sonreír aun cuando las lágrimas empañaran mis ojos, me enseñaron a contener la rabia como si fuera lo más peligroso; me enseñaron a embotellar mis emociones y nunca dejarlas salir.

Ahora que he crecido puedo decir con certeza que contener todo el dolor y agonía no ha hecho más que destrozarme la vida en pedazos, porque cada emoción que me esforcé por mantener oculta, al final fue tan intensa que terminó por romperme y tendría que pasar una eternidad para volver a unir las piezas que quedaban.

Así que cada vez que digan que debes sonreír y mantener el control, recuerda que ninguna sonrisa es eterna y que cuando no dejas caer una lágrima, estás no desaparecen, solo esperan el momento para desatar una tormenta.

TODO LO QUE NUNCA DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora