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( t/n )
CUANDO CRECES TE DAS CUENTA de lo triste y melancólica que puede llegar a ser la vida.
Y al ser una niña, prometí a mis padres jamás defraudarlos o hacerlos sentir miserables con las decisiones que, a futuro, tomaría.
No pude cumplir con esas promesas, lo siento.
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No recuerdo a que edad me percaté de que los niños eran todo, menos príncipes azules. Yo no era una princesa en peligro y no necesitaba de un simple caballero que salvara mi existencia.
Quería ser yo quien salvará a la bonita princesa del castillo mientras me brindaba su pañuelo en signo de gratitud.
Entonces, ahí supe que algo en mí estaba completamente mal.
¿Acaso esto es una clase de enfermedad? ¿Por qué cuando una niña de rozadas mejillas me saluda, me pongo nerviosa?
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( omnisciente )
— Pido ser la diosa Afrodita —con notable emoción decide la pequeña Sam.
— Entonces yo seré- —toma una pausa buscando un nombre en su repertorio — ¡la diosa Safo!
— ¿Quién es ella? —alza sus cejas —. Yo sólo conozco a la diosa del amor, de la fortuna y la venganza —agacha la cabeza —. Me falta ser más inteligente.
