Black Forever ||Aemond Targaryen||

«X»

—Lo siento mucho alteza —estaba demasiado asustada. Baela me miró preocupada y en ninguno momento ninguna de las dos se alejó de mi lado.

—La Guardia nunca había tenido que defender a unos príncipes de otros...

—¡Qué respuesta es esa! —mi abuelo miró enfadado a Criston.

—Sanará, ¿verdad maestre? —miré preocupada a Aemond.

—La carne sí, pero ha perdido el ojo alteza —Alicent se levantó y se acercó a Aegon.

—¿Dónde estabas? 

—¿Yo? —la reina le dio una fuerte bofetada— ¿Por qué has hecho eso? 

—No ha sido nada comparado con los abusos que ha sufrido tu hermano mientras te emborrachabas idiota.

—¡Qué significa esto! —mis abuelos bajaron preocupados, mientras mi abuela se acercaba a mis primas para ver como estaban.

Por la puerta entró mi madre preocupada y pude ver a Daemon apoyándose en la puerta.

—Jace, Rhaegar... ¡Luke! ¡Emma! —corrió preocupada hacia nosotros y se agachó para vernos— Muéstramelo —mamá con cuidado le quitó la mano a Luke para ver lo que le había hecho— ¿Quién ha sido? —mirando hacia donde estaba la reina.

—¡Me han atacado! —gritó Aemond, yo me limité a cerrar los ojos.

—¡Tiene a Vhagar! —gritó Jace, me tapé disimuladamente los oídos para no escuchar los gritos mientras seguía con los ojos cerrados, pensando en otra cosa.

—¡Silencio! —mamá me miró preocupada.

—Emma, cielo —mamá me abrazó fuerte—. Tranquila mi vida, estoy aquí, respira hondo —todo el mundo estaba viendo la escena preocupados.

Yo rompí en llanto mientras abrazaba a mamá.

—Ya mi niña, no voy a dejar que te hagan daño, todo va a pasar. Concéntrate en mis latidos tesoro.

—No puedo —susurré como pude.

—Claro que puedes mi niña, piensa en otra cosa y cierra los ojos, mamá está aquí —intenté seguir todo lo que me había dicho mi madre, no quería que todo el mundo me viera así de estúpida y débil.

—Yo la cuido —escuché a mi abuela decirle a mi madre. Mamá preocupada miró a Jace y él le susurró lo que nos había dicho Aemond, mientras mi abuela Rhaenys me abrazaba con cariño mientras dejaba pequeñas caricias en mi espalda—. Ya está tesoro.

Por el rabillo del ojo pude ver a Aemond viéndome preocupado. Mamá se levantó colocando a mis hermanos detrás de ella.

—Aemond —mi abuelo se acercó a él—. Quiero la verdad de lo ocurrido... Ya.

—¿Qué más quieres oír? Han mutilado a tu hijo, la culpa es de ellos.

—Ha sido un lamentable accidente.

—¿Accidente? —espetó Alicent— El príncipe Lucerys llevo una daga a la emboscada para matar a mi hijo.

—Han sido mis hijos los atacados —elevó un poco más la voz mi madre—. Se han visto obligados a defenderse. Se vertieron grandes insultos contra ellos.

—¿Qué insultos? —preguntó mi abuelo viendo a mi madre.

—Se puso en duda la legitimidad de su nacimiento.

—¿Qué?

—Nos llamó bastardos —dijo Jace que estaba pegado a mi madre.

—Mis hijos están en la línea de sucesión al Trono de Hierro alteza, esto es una alta traición... Es preciso que lo interroguéis para descubrir de donde provienen tales calumnias.