Una flor de oro para recordar

IV

Holi!!!!

Como ya se acerca la celebración de Día de Muertos y estaré un tanto ocupada, avancé este capítulo tan rápido como pude (a pesar que el trabajo y la maternidad me consumen, y estoy en el reto #shamutober2022, en el que también voy atrasada, :'v).

En fin, agradezco de todo corazón sus comentarios y votos. Me alegra saber que, a pesar de la modernidad y la globalización que avanza a pasos agigantados, el interés por esta bella tradición que caracteriza a mi México lindo siga vigente.

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Notas preliminares:

Como ya se menciona en otras entregas, el fanfic no se apega fielmente a la tradición, pues en la República Mexicana hay todo un vasto abanico de matices según las regiones y las posibilidades económicas de sus habitantes. Por ende, algunos conceptos han sido distorsionados para finalidades de la trama (y comodidad mía :v), y no deben ser tomados como verdades absolutas.

Asimismo advierto que habrá uso de palabras altisonantes (no son muchas, pero igual advierto)

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Disclaymer: Los personajes de toda la franquicia de Saint Seiya son de sus respectivos autores. La tradición de Día de Muertos es "Obra maestra del patrimonio cultural de la humanidad" declarada por la UNESCO en 2003.

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IV.-

Treinta y uno de octubre. Pegaba la carrera entre las grandes y fulgurantes cabezuelas amarillas de la legendaria veinte flor, intentando no pisar ninguna ni matarse en el trayecto, mientras sus irises azules buscaban con ahínco las de color esmeralda del chiquillo del que se amigó el año pasado. En brazos cargaba una costosa caja de dulces que compró con sus ahorros de ese año.

Estaba tan ensimismado, imaginando cuál sería la expresión del pelilila, que apenas se percató de la presencia de muchas personas en algún lugar fuera de los límites del pueblo, así como la policía local y una ambulancia. Con la curiosidad propia de un niño de doce años, se aproximó hasta llegar al sitio, llevándose la sorpresa de su vida.

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—Shaka...

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Un par de paramédicos se llevaban al pequeño Mu, quien estaba completamente desaliñado y cubierto de varias heridas sangrantes; en tanto, dos oficiales forcejeaban con una mujer mayor que se rehusaba a subir a la patrulla, mientras arengaba a la gente alrededor.

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—¡Esa criatura está maldita! ¡Que no los engañe su carita de niña! ¡Cuiden a sus niños! ¡No se esperen a que ese chamaco los mate como hizo con los otros!

Asimismo, en la misma ambulancia, otro par de paramédicos se llevaban lo que parecía ser un cadáver, ya que estaba totalmente cubierto por una sábana.

—¡Mu! —Horrorizado por ver así a su amigo, intentó acercarse, pero un par de vecinos se lo impidieron— ¡Es mi amigo! ¡No se lo lleven!

—Es necesario —le respondió una mujer joven— No tiene papás ni otra familia, y esa horrible señora acaba de perder su custodia, así que estará en el orfanato hasta que alguien lo adopte...

—¿De verdad? —una idea esperanzadora surgía de su corazón— Puedo decirles a mis papás que...

—Ni te ilusiones, chamaco —espetó un hombre—. La vieja esa será una borracha, fodonga (1) y lo que quieran, pero dice la neta (2): ese escuincle tiene pacto con el diablo.

—¡Es sólo un niño! —replicó la joven— ¡¿Cómo puedes creer en semejante patraña?!

—¡Ay, mujer! ¿Eres o te haces?