DESTINY

10. Amnesia

Volvemos a la otra parte de la ciudad (Málaga)

Estaba ansiosa porque que llegara Sam, necesitaba locamente y desesperadamente que me resolviera algunas lagunas que me quedan por recordar.
Papá ya me ha avisado que ya recogió a Sam y estaban viniendo para la casa. Tardarían unos 10 minutos en llegar aquí a la casa.
Pasaron los minutos y escucho la puerta abrirse, me levanto del sofá algo lenta ya que no puedo moverme mucho por los hematomas y dolores del cuerpo. Me acerco a la entrada y veo a papá entrar y detrás de el a Sam, un poco nerviosa por el encuentro diría yo.
Entra y me da un abrazo y me quejo por lo fuerte que me abraza, pero es un abrazo bastante reconfortante.
Se suelta y me mira de arriba a abajo, por detrás y por delante, y me causa mucha risa verla así, ya que no recuerdo muy bien nuestra amistad.

-Ay, Antia de verdad que hago contigo?- se pone una mano en la cabeza y otra en la cadera. -Esteve súper preocupada por ti, me dijiste que me llamarías y no lo has echo, encima me saltaba directo al buzón de voz y no quería molestar a tu madre, pensé que habías cambiado de número.- Se echa a llorar y me abraza de nuevo.

-No te preocupes, por suerte ya estoy mejor y lo único que me ha quedado de secuela es la amnesia, que estoy intentando recuperar lo más rápido.-

En eso nos interrumpe mi madre.

-Hola Sam, soy Laura la madre de Antia un gusto en conocerte.- se acerca a Sam y le da dos besos y un abrazo. -Que os parece si pasamos al salón y os ponéis al día, mientras nosotros subimos tu maleta a la habitación de invitados.- Mi madre nos guiña el ojo y nos vamos para el salón.

Nos sentamos en el sofá yo el parte más larga y ella en el sillón, asi estamos frente a frente y podríamos vernos la cara y hablar más tranquilas.

-Bueno Sam, creo que sigo siendo la misma chica que conociste en Estados Unidos- empiezo por decirle para romper un poco el hielo ya que las dos no sabias por donde empezar. -Hay muchas cosas que me gustaría acordarme pero creo que lo suyo sería que vayamos de a poco si te parece.-

-Si tía, no tengo ningún problema, ademas así podríamos tomarnos una mini vacaciones, bueno al menos yo.- Se ríe y seguimos charlando un poco más, mi madre nos trae unos refrescos ya que estaba empezando a hacer calor ya.

Dejo que se acomode en su habitación y se de una ducha antes de comer.
Mamá preparo una paella para que Sam probase una de las comidas típicas de España, nos estuvo comentando que su tatarabuela era española y que emigró a Estados Unidos por amor.

-Hablo un poco español, pero no es muy bueno, mi padre es Americano y mi madre es mexicana criada en Estados Unidos así que llevo una mezcla bastante rara.- y nos echamos a reír los cuatro.

-Bueno no te preocupes, Tobías también lleva una mezcla rara en los genes, el tiene descendencia francesa e inglesa con eso ya te digo todo.- nos volvemos a reír todos, se siente tan bien esto. Siento que mi cuerpo está en calma sin tanta tensión.

-Laura la pella está deliciosa, es la primera vez que la pruebo.-

-Mama es buenísima en la cocina, y papá también, pero no mucho.-

-Muchas gracias Sam, me halaga tu comentario.- mama sonríe con un poco de modestia.

-¿Queréis un café?- pregunta papá antes de ir a prepararse uno, una costumbre suya luego del almuerzo. Asentimos las dos. -Perfecto marchando tres cafés.-

Sam me mira queriendo preguntarme como estaba tras el accidente, pero yo estuve evitando esa pregunta desde que llego.

-Antia que tal estás tras el accidente.- pregunta un poco miedosa por la pregunta que acaba de hacerme.

-Bueno... - no se di por donde comenzar y más estando mamá frente nuestra. -La verdad me siento echa una mierda, no se como me paso esto y lo peor de todo es que todavía no se encuentra al culpable. Siento mucha rabia pero a la vez, siento que esto podría ser un nuevo comienzo en mi vida, sabes. Es como si me dieran otra oportunidad para volver a comenzar y dejar mi pasado atrás.- Me explicó con mucha efusividad y me siento muchísimo más relajada después de soltarlo todo.
Siento que con Sam, puedo hablar las cosas con más honestidad.
Me miran las dos muy atentas para que prosiga con mis sentimientos, pero no estamos con la psicóloga a si que no me voy a abrir del todo por el momento claro.
Menos mal y llega papá con los cafés y seguimos charlando un buen rato mas, hasta que me canse de estar sentada en la silla.

-Bueno gente, necesito descansar un momento, para poder seguir con esta charla en la hora de la cena si os parece.- digo mientras me levanto lentamente de la silla.
-Si cariño, perdona no me había dado cuenta de la hora, a parte necesitas tomar tus medicamentos que te ha mandado la doctora.

-Me parece una buena idea, si quieres te acompaño a tu habitación y seguimos charlando allí.- esa idea me gusta así podremos hablar de nuestras cosas.

-Perfecto, vamos.- le contestó a Sam y subimos a mi habitación.
Entro yo primero y luego Sam y repasa toda la habitación. Mirando las paredes, los póster y me mira con cara de pícara. Y vuelve de nuevo la mirada a mis trofeos de atletismo.

-Si, estaba en un equipo de atletismo, no se si te lo he comentado en algún momento.

-Si ya lo sabía, se muchas cosas de ti Antia, nos volvimos amigas íntimas muy rápido, debido a que nos parecemos mucho en cuanto a la personalidad.

-Si lo siento, pero es como si no me viniera nada a la mente, y eso me pone de los nervios. Me desquicia, pero estaba pensando cuando estábamos abajo en el comentario que os dije, creo que me lo tomaré con calma esto de recuperarme de la amnesia.- necesito mi tiempo ya que la boda de Alexia será en nada y no quiero arruinarle a ella esta etapa de su vida.

Sam asiente ante mis palabras.
-Te apoyo en eso, tómatelo con calma. Yo estaré aquí si quisieras saber algo que se te venga a la mente de tu estancia en Nueva York. Vale?

Nos habremos tirado horas hablando y riéndonos de algunas cosas que hice alli. Que no nos percatamos que se había echo de noche, y que ya era la hora de cenar.
La verdad no me sorprende haber echo esas cosas, soy un poco loca, bueno no soy la típica chica que le gusta la literatura y sea una santurrona, la verdad soy todo lo contrario a eso.