9. Complicaciones

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Mientras tanto en la otra parte de la cuidad.

- Hola, ¿a qué se debe tu llamada?

- Hola, no sé por dónde empezar. Necesito que no te alteres ¿vale?

- No puedo prometerte nada hasta saberlo, ¿de qué se trata?

-  Dime que no te alteraras.

-  Esta bien, no me alterare. De qué se trata.

- Sobre ella. – lo dice tan bajito que mi corazón empieza a latir a mil por hora.

- ¿Qué le ha pasado?

- Ha... ha tenido un accidente aproximadamente hace un mes. – mierda, siento como todo mi mundo se para un segundo. 

- ¡¿Qué?! ¿Cómo? – sé que alejo un poco el teléfono debido al fuerte chillido que había metido. Pero me da igual.

- La atropello un coche cuando volvía de la playa. No sabemos nada del tipo que la atropello, la dejo allí tirada y se fugó, dieron con el coche gracias a la cámara que había allí y captaron la matricula.

- ¿Dieron con el hombre?

- No – lo dice con mucho pesar, como queriendo acabar esto. – Solo dieron con el coche.

- ¿Estaba sola en ese momento? – como coño estaba sola en ese momento. Mi rabia empezó a florecer.

- Si, me llamaron desde el hospital directamente. Un chico llamo a la ambulancia y la policía.

- ¿Cómo esta ella? – le pregunto rezando para que se encuentre bien.

- Esta en un momento muy crítico ya que el accidente le ha dejado algunas secuelas. – lo dice muy desanimada, y esto cada vez más hace que me hierva la sangre.

- ¿Puedes por favor decirme que clase de secuelas le ha dejado de una puñetera vez?

- Esta bien – empieza a llorar y ya se me vienen muchas ideas a la cabeza. – No recuerda la mayor parte de su vida, su infancia lo recuerda de otra manera diferente a la que vivió, recuerda a sus amigos, a su familia, pero lo que hiso en estos meses no lo recuerda. – me lo explica llorando y mi rabia no hace más que florecer, pensando en lo mal que ella lo está pasando en este momento y yo no pueda estar cerca de ella.

- Joder, no sabes lo arrepentido que estoy por dejaros solas y lo estúpido que fui. Enserio perdóname por todo. ¿Y tu como estas?

- No sirve nada lamentarse ahora que han pasado muchos años. Te he perdonado hace muchos años. ¿Tu como crees que estoy? Pues mal por ver a mi hija sufriendo por no poder vivir su antigua vida. Mal por no poder hacer nada para cambiarlo todo.

- De verdad que lo siento, siento todo esto. – le digo mientras me limpio las lágrimas de la cara.

- De verdad tú no tienes por qué sentirte así, no tienes la culpa de nada, la que tiene aquí la culpa de todo soy yo. – mierda no puedo escucharla hablando de esa manera, claro que es mi culpa por no tener más hombres protegiéndolas.

- Mierda – en ese momento llamo a unos de mis hombres para que busque a Daniel y me lo traiga ya. Juro que si no fuera mi hijo lo mataba.

- ¿Qué sucede? – pregunto aterrada.

- Nada estaba hablando con uno de mis hombres. Aumentare los hombres para que os protejan.

- ¡¿Qué?! – ahora es ella que chilla al escuchar que pondré hombres cerca de su casa. Sé que se opondrá, a pasado del llanto al enfado en un santiamén - ¿Qué aumentaras qué?

-  Tendréis más hombres que os protegerán.

- ¿Ha tenido guardaespaldas todos estos años? ¿Por qué no me lo consultaste? Soy su madre.

- Si, lo ha tenido siempre. Y tú también, las dos lo tenías. No podía dejaros desprotegidas. Sabía que te ibas a negar a que tuvierais guardaespaldas.

-  Pues claro que me iba a negar y me niego a que pongas más, es más te obligo a que los despidas a todos. No iba a dejar que mi hija me pregunte por que tenía hombres siguiéndola todo el día. Te dije que con el dinero era suficiente. Que no necesitábamos tu ayuda, joder.

- Me da igual, os voy a ayudar hasta que deje de estar en este mundo. Y esa es mi última palabra. – era mi última palabra, hasta que la escuche en el fondo.

- Mamá, papa acaba de llegar. ¿Te esperamos para comer? – dios tiene una voz preciosa, me la imagino igual que su madre cabello castaño oscuro, ojos marrones como el café y una sonrisa preciosa como la de su madre.

- Si, cariño ahora abajo.

- Mama ¿estas bien?

- Si, me estoy peleando con los de la compañía telefónica. Ya sabes.

- ¿Era ella?

- Si. Y esta conversación no sé ha acabado. – y cuelga.

Me quedó mirando el teléfono unos segundos pensando en esa niña a la que había dejado una niña ahora será toda una señorita.

Minutos después llaman a la puerta. Y ordeno que pase.

-  Papa he venido lo más rápido que pude. ¿Qué ha pasado?

- Eso mismo me pregunto yo. Porque cojones no me dijiste que había tenido un accidente.

- Mamá me había dicho que no te lo dijera hasta que ella estuviera fuera de peligro.

- ¿Se lo dijiste primero a ella antes que a mí?

- No, ella la vio en el hospital.

- ¿Cómo? ¿La llevaron al civil?

- Si.

- ¿Quién? Tu deberías estar protegiéndola.

- Fui yo el que llamé a la ambulancia papa, y créeme estaba muy cerca de ella.

- Entonces explícame porque no pudiste salvarla del accidente. Y ni se te ocurra poner una excusa.

- Estaba corriendo detrás de ella, pero se me cruzo un ciclista y la perdí de vista, cuando la encontré estaba en el semáforo hablando por teléfono y cuando se puso el semáforo en verde para ella se dispuso a cruzar y de repente vino un coche y no paro, para el estaba rojo tenía que haber frenado.

- Entonces ¿ese coche salió de la nada?

- Si, ni si quiera yo lo vi venir. Ella llevaba los auriculares puestos.

- Y cómo es eso que estabas muy cerca de ella, a ver explícamelo. Porque la verdad es que no lo entiendo.

- Hablamos una vez, nos presentamos y nos intercambiamos los números. No hay más. – lo suelta como si estuviera enfadado consigo mismo por no haber hecho más por ella.

- De acuerdo, necesito que te acerques más a ella. – me mira sorprendido por mi reacción. - necesito que estés pendiente de cada paso que dan todos los que viven en esa casa. ¿Me has entendido?

- Si papá.

- ¿Dónde están los otros dos? – me pregunto dónde están los otros dos. No recibo ninguna información de ellos desde hace dos meses.

- Creo que siguen en Estados Unidos.

- Mierda, los voy a matar. Está bien, tú no te preocupes por eso, preocúpate de lo otro.

- Solo puedes matar a uno de ellos, al chico solo. A la chica no porque es tu ahijada. – Se gira y se dirige a la puerta. Cojo el teléfono y marco el número de mi ahijada. Mierda encima ni contesta. Genial todo se me complica ahora.

DESTINYWhere stories live. Discover now