La Sirenita •Eijiro Kirishima•

Capítulo 6

- ¡Eres una imprudente! - gritó mi padre exasperado. habían pasado dos días desde mi "pequeño paseo" y los rumores se esparcieron como arena en el océano. - ¡no te bastó con burlar la seguridad del palacio, sino que te juntaste con la banda más peligrosa de tiburones!

- mira el lado bueno - hablé nerviosa - ahora sabes que tu casa es muy insegura, en lugar de regañarme deberías...

- No. - me interrumpió abruptamente mientras me  observaba con enojo. - No esta vez, no vas a desviar tu castigo. esta vez es muy grave. - se le notaba decepcionado. no puedo negar que me sentí mal, pero el me orillaba a hacer las cosas a sus espaldas. - tendrás que limpiar todo el muro del frente y ni pienses en escapar, no podrás.

Oh por Poseidón, ¡odio los rumores!

Lapas... ¡Lapas!

si hay algo que odio más que los rumores son las lapas... tan pegajosas, ¡tan para nada decorativas!

creo que eso lo he heredado de mi padre; no le gustan, sabe que no me gustan ¡me envía a hacer el trabajo sucio!

- Estoy agotada - me quejé viendo como Denki intentaba sacar una.

- vamos ____(Tu Nombre), no falta mucho. 

volteaste a ver el gran muro que se extendía a lo largo del territorio de tu padre y regresaste tu mirada a tu amarillo amigo. - no falta mucho ¿eh? - respondiste con una ceja enarcada.

- tu padre está enojado - suspiró y prosiguió - y tiene buenos motivos, estás salvada de que no se enteró de lo otro.

¿Lo otro?

¡ah, Lo otro!

sabías que tenía razón, pero tú también la tenías. era impensable que vivirías restringida por el resto de tu vida. eras aventurera, querías hacer muchas cosas pero tu padre te tenía tan retenida que te asfixiaba.

- yo solo... solo quiero que entienda por qué lo hago. si no se disculpa tampoco lo haré yo - terminaste de decir y volteaste para seguir trabajando. 

estas serían unas largas Horas.

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- ya casi es hora de almorzar - informó Denki mientras dejaba de lado la espátula con la que sacaba las lapas.

- ¿Enserio? Siento que han pasado años desde que estamos aquí, pensé que no tendría que comer otra vez en mi vida.

- no seas tan dramática, vamos. Seguro tienes mucha hambre.

- si, si. Cómo sea.

El regresar al palacio no te estaba pareciendo buena idea. Sabías que tendrías que ver a tu padre, quien esperaba una disculpa - sin haberse el dado cuenta de como te sentías, claro. - sabías que volver ahí no era lo que querías hacer, pero realmente era lo único que quedaba.

Dejaste en su lugar el artilugio con el que despegaban las lapas del muro y para cuando decidieron volver sucedió algo que los sorprendió a ambos.

- ¿Tan pronto se van? - aquella voz tan siniestra te dio escalofríos.

- acabamos de llegar a la fiesta, que mal. - respondió otra casi al instante. Voltearon sigilosamente encontrando a los dueños de aquellas voces tan tenebrosas.

Dos anguilas morenas los observaban. Uno tan serio que aterraba y el otro con una sonrisa tan escalofriante que tuviste que apartar la mirada.

- ¿Q-quienes son ustedes? - Kaminari se atrevió a preguntar y agradeciste mentalmente que lo hiciera, por los momentos no creías poder hablar.

- ah, pero que tontos. lamentamos no haberlo dicho antes. Soy Shigaraki y el es mi amigo Dabi.

Sus nombres les parecían conocidos.

¿Donde los habrían escuchado?

¿De tus padres?

¿Rumores?

¿Tus libros?

No tenían idea pero aquellas morenas no inspiraban tanta confianza.

– ¿Que hacen aquí? — por fin encontraste tu voz.

— muy buena pregunta my lady.

— queremos hacerte una propuesta, princesa.

¿Huh?

Na se crean, con mis amigas si chismeo.

Ok no...

¿O si?

MWAH, beso salivoso 💋