Capitulo 6.

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Mi exposición de fotos fue un completo éxito. Logré vender algunas fotos que atrajeron la mirada del público lo cual me sirvió bastante para abrir mi propio estudio. Más allá de si estaba por casarme con una estrella de rock quería hacer esto por mi cuenta.

Demostrar que podía hacerlo sólo con mi esfuerzo y con el apoyo de aquellos que me querían bien. 

El lugar no era muy grande que digamos pero era cómodo. Decoré a mi gusto en un estilo moderno y contraté a un asistente. Podía decir que era dueña y jefa de mi propio estudio. 3 años atrás esto era sólo un sueño y hoy ya era realidad.

– Jefa –habló Rose mi nueva asistente, sólo tiene 21 años, es alta, castaña y aparenta mas edad de la que tiene. Cualquiera dirá que tiene 25.

– No me digas jefa, Rose; ya te lo he dicho, sólo Milena o Mili, como te guste. 

– Entonces, Mili –sonrió– te buscan.

– ¿Quién?

– Es un hombre y una mujer rubia. No me dieron nombres, sólo quieren hablar con el dueño.

– Está bien, iré a ver de quién se trata.

Dejé lo que hacía y me preparé para atender a mis nuevos clientes. Me levanté de mi silla un poco desconcertada e intrigada.

¿Por qué tanto misterio en no decir nombres?

Salí de mi pequeña oficina y me dirigí al estudio, una pareja estaba de espaldas a mi observando un cuadro en la pared. Me acerqué hasta ellos y aclaré mi garganta, se dieron vuelta y mi sorpresa fue mayor.

Clark y Anabel.

– Milena –esa fue Anabel–. Hola.

No hace falta recordar quién es ella y lo que me hizo en el pasado el cual ya es pisado.

– ¡Que sorpresa! –dijo Clark– Hola...

– Hola –los miré a ambos aún sorprendida– ¿Qué necesitan? –pregunté con una tranquilidad que me sorprendió de mi.

– Oímos hablar sobre este lugar –Clark comenzó a hablar–. De lo grandioso que es y que el trabajo que realiza es de alta calidad. 

– No sabíamos que tú serías la dueña del estudio –añadió Anabel.

– Si, lo soy –los miré algo seria–. ¿Necesitan ayuda en algo?

– Si –dijo Anabel–. Clark y yo buscamos a alguien que sepa sacar increíbles fotografías. –esbozó una sonrisa un poco tímida.

– ¿Para algún evento especial? 

– Si –Anabel tomó la mano de Clark y me cerró todo–. Es para nuestra boda.

Escuchar de quién fue tu mejor amiga que va a casarse y que su futuro esposo será nada más y nada menos que tu ex pareja debe ser humillante. Para cualquier otro sería una patada al hígado pero a mí no me causa nada. Ni disgusto. Nada.

– Felicitaciones –hice una mueca–. Pero no creo que sea buena idea. Lo siento –me disculpé rápidamente.

– Espera Milena –comenzó Clark–. Nosotros te volvemos a pedir perdón si es necesario. Pero queremos que tú estudio se encargue de las fotos de nuestra boda.

– Si, por favor –pidió Anabel–. Hemos fracasado en encontrar a alguien que se comprometa y garantice calidad de trabajo y en esa búsqueda llegamos aquí. Por favor acepta.

– Está bien. Lo haré. –me resigne.

– Genial.

– Mi estudio se dirige así; primero la mitad por adelantado y cuando el trabajo está hecho la otra mitad. ¿De acuerdo?

Polos opuestos | Historia Corta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora