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| Lyra Malfoy |

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| Lyra Malfoy |

Desperté hasta el medio día siguiente.

Seguíamos tirados en el piso y los sillones de la casa de la piscina. Draco estaba dormido con su cabeza sobre mi brazo. Lo empujé a un lado con cuidado, mi brazo sobre el que él estaba ya me hormigueaba.

Salí de la casa encontrando a Blaise recostado en un camastro.

—Buen día —saludé entrecerrando los ojos por el sol.

—Buenos días, ¿resaca? —preguntó con una sonrisa, asentí y me senté junto a él —. Toma.

Me pasó un vaso con jugo verde, lo olí y distinguí el suero que tomábamos para hidratarnos.

—Gracias —le di un sorbo al vaso mientras comenzaba a masajear mi sien.

—¿A qué hora es la fiesta de hoy?

—Supongo que como a las 7.

—¿Y cómo estás con eso?

—¿Con qué? —fruncí el ceño con confusión.

—Con Lucius en Askaban —respondió como si fuera obvio.

Me encogí de hombros tomando más jugo. —Bueno, tampoco es que fuera muy cercana a él para extrañarlo.

—Eso no significa que estés bien L, yo aún recuerdo el primer cumpleaños que tuve sin mi papá.

—¿Cuántos años tenías?, ¿nueve?

—Ocho —corrigió —. Después de eso llegó el nuevo novio de mamá que se fue cuando tenía diez, luego el siguiente que murió cuando cumplí doce, tres años después murió el otro. Y el último con el que acaba de firmar el divorcio.

—Mierda —susurré —. Pues, obviamente siento extraño no tenerlo cerca, sea como sea él siempre estaba en casa —Blaise asintió y pasó su brazo por mis hombros cuando notó que mis ojos comenzaron a cristalizarse —. Pero a veces es necesario alejarte de las personas que no te hacen bien.

—Bueno, al menos ahora que cumplas 18 recibirás tu llave de Gringotts con lo que Lucius te haya dejado.

Bufé limpiando una lágrima que se me había escapado, —él no me dejó nada, Blaise. Todo lo puso a nombre de Draco.

—Mierda —ahora susurró él mirándome sorprendido.

—Si... aún tras las rejas consigue hacerme daño —sonreí con tristeza —. Dejó todo para Draco cuando en una pelea le confesé que había dormido con el sujeto de su trabajo.

—¿Que pasó con él?

Me encogí de hombros. —Solo fue una vez, ni siquiera lo conocía bien. Comencé a visitar la oficina de mi padre para intentar sanar la relación y coqueteaba con él para ver si Lucius hacía algo. Pero nunca se dio cuenta hasta que le dije, y solo conseguí que lo transfirieran a otro país, pero nunca supe a donde.

Four Little SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora