Un poco de todo

Peintre moderniste - II

[TAEGI]

Centro de Londres – 1954

PARTE II

El sonido fuerte de la puerta principal cerrándose, le avisó al joven Pintor que debía ser probablemente la llegada del Primer Ministro. Había estado esperando pacientemente frente a un cuadro en blanco al hombre al que finalmente llenaría de colores, el mayordomo de los esposados Min, le aseguró que su modelo desde hacía varias semanas; llegaría en pocos minutos, y así fue, pronto el hombre estaba ingresando a la sala de estar no muy lejos de la entrada principal.

— ¡Taehyung! —Llamó, haciendo que el mencionado se pusiera de pie en el momento justo que lo vio por sobre su hombro, acercarse con los brazos abiertos, con la directa intención de abrazarlo como saludo aunque no tuviesen la costumbre de hacerlo, no le molestó aquellos brazos rodeándolo tan animadamente, con un repentino cariño al que Kim no se atrevió desviar. — ¡Oh, Taehyung! ¡Qué gusto! —Parecía venir de algún lugar escandaloso, porque el sonido de su voz usualmente baja, relajante y ronca había desaparecido, justo ahora lo saludaba a toda voz como si quisiera que todo el mundo se enterara del repentino aprecio que le tenía al pintor de cabellos rizados, sin entender la situación hasta que ambos se alejaron y con las manos del mayor en sus brazos miró el rostro rojo del Primer Ministro, y su mirada brillosa. Antes de poder confirmarlo él mismo, aquel lo dijo sin problemas. —Estoy algo ebrio, y no logro quedarme quieto, ¿Está bien para ti?

—Claro, no hay problema.

Aceptó sin pensarlo mucho, creyendo que sería fácil, porque sólo se iba a tratar de tonos de colores esa noche. Vio al hombre pasar por su lado, dispuesto a ocupar su respectivo lugar para el cuadro, y como de costumbre sacó de sus bolsillos aquellos cigarrillos. Kim, apenas saliendo de trance después del inesperado abrazo, caminó a intentar hacer su trabajo ahora que el mayor había tomado silencio para entretenerse en su cigarrillo.

—Señor. —Le llamó, viendo cómo rápidamente aquellos lindos felinos voltearon hacia él, sosteniendo entre sus labios el blanco cigarrillo. —Tuve que llegar algo más temprano esta vez, creí que su esposa estaría, así que, me tomé la libertad de quedarme a esperarlo.

— ¡Ah! No importa. —Batió sus manos, dejando en claro que no le preocupaba ahora la presencia de un socialista en su hogar después de tantas sesiones y cómodas conversaciones. La sala de estar pronto se llenó de aquel olor particular del que inevitablemente Taehyung gozaba, relajándose al ser consumidor del mismo. —Al inicio tuve un mal presentimiento cuando supe que eras francés, y un modernista, pero, ahora me gusta tú presencia, además, te he conocido mejor después de ver tus pinturas. —El trabajador, abrió sus ojos al tope tras la noticia, sin sentirse capaz de levantar la mirada. —Me impresionaron de sobremanera, me sentí un fanático por un momento, mirando las sombras, la suavidad de las pieles y...-

— ¿Mis pinturas, señor? —Cuestionó. Apenas logrando caer en cuenta de aquella información, supo que sus orejas estaban a punto de explotar de rojo por el calor en ellas, agradeciendo internamente no ser una persona fácil de sonrojar por el rostro, sino, no estaría siendo tan capaz de mirar fijamente al Ministro.

—Sí, aunque... —Frunció sus cejas, desviando su mirada entre parpadeos llenos de confusión, —Debo admitir que... —Alargaba ante su fácil desconcentración, riendo mientras fijó sus ojos brillosos en el menor. —Nunca vi tal arte tan sombrío, y tan erótico.

Apretó sus párpados por la vergüenza de tan sólo escuchar a un hombre ejemplar y honorable querer hablar de su tipo de arte. —Señor, señor, no tenemos que hablar sobre eso, gracias. —Negó con su cabeza, apresurándose a tomar la paleta con las manos temblorosas, donde seleccionaría los tonos, aunque, realmente no veía posible poder pintar esa noche.