Capítulo 9 : Eres lo que comes

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ADVERTENCIA DE CONTENIDO:

Este capítulo es bastante perturbador para algunas personas, y no afecta para nada a la trama (en realidad es un prólogo), así que si no estás aquí por el terror, por favor omítelo.

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                            Yo morí una vez. Nosotros, por supuesto, venimos del infierno.

Frente a él no eres nada. Literalmente.

No tienes forma, ni mente, ni memoria (ni sentimiento, ni pensamiento, ni elección, ni ignorancia, ni fin). Todo lo que eres es una cosa horrible hecha de hambre y dientes.

Te encontraron en lo más profundo de las entrañas de la Tierra y ahí te mantuvieron, en lo más profundo de las cámaras de tortura y las salas del tesoro, las mazmorras y los calabozos, en el frío y la humedad.

Ahí es donde lo arrojan cuando ya no lo quieren, cuando lo reducen a sus partes; sus intestinos cuelgan sueltos de su vientre, sus huesos están destrozados hasta que sus miembros ya no funcionan como tales, sus ojos aplastados y sin vista, su respiración solo llega en jadeos burbujeantes. Todo lo que tiene son partes rotas y dolor.

Son muy parecidos.

Lo atrapas o se te cae encima y por un momento o un siglo consideras tu premio. Pero tú eres el hambre y él es la comida. Él es calor y goteo. No puedes evitar consumirlo. Tiene dedos apenas unidos, órganos que ya no funcionan, hilos de piel que se arremolinan a su alrededor como serpentinas. Fácil de mordisquear.

Lo aprendes. No solo el sabor de su sangre y su carne, no solo el sonido de sus gritos y sus rotas súplicas de piedad. Aprendes la forma de su boca y el pequeño lunar bajo su labio inferior. Aprendes cómo se unieron sus huesos (antes de romperse). Aprendes la fuerza de sus músculos y para qué están hechos; sus rápidos reflejos, su gracia natural.

La parte más deliciosa de él es su cerebro. Lo saboreas todo lo que puedes. Esta parte es cómo revolotea de un tema a otro. Por aquí, su acento, una quimera de dos ciudades. Su corteza motora te enseña a tensar un arco, a blandir una espada. Aprendes caligrafía desordenada. Aprendes cómo coquetear, cómo encantar. Cómo vivir para la justicia. Cómo vivir sin remordimientos.

Cómo amar.

Él ama muy bien, esta comida suya. Ama a una hermana amable y agraciada, más perfecta de lo que parece posible. Ama a un hermano torpe y valiente, que tropieza al expresar su afecto. Ama a un chico imposiblemente bello, silencioso y tranquilo, que es brillante y valiente y lo llena de luz. Ama muy fácilmente y es muy fácil de amar.

Ama y anhela y muere con el nombre del chico en sus labios, en los tuyos, porque ahora es tuyo. Su cuerpo es tuyo y su memoria es tuya. Sus amores son tuyos y sus odios son tuyos (y él odia con mucha intensidad).

Su venganza es tu venganza.

Antes de él, te conformabas con permanecer en el frío hueco de la tierra. Antes de él, eras tan frío e inmóvil como la piedra. Pero ahora ardes de ira y amor y descontento. Con él dentro de ti (contigo dentro de él - es lo mismo; ahora eres igual que él), es fácil salir de ese lugar frío. Un movimiento de tu mano (ahora tienes manos, tienes brazos a los que unir las manos) y el hierro se oxida hasta que no es más que polvo rojo. Un golpe de tu mano y el hierro se rompe. Cuando los guardias te ven, empiezan a gritar. Desencajas la mandíbula y los tragas.

(No los saboreas como lo hiciste con él. No pasan a formar parte de tu mente ni de tu memoria).

No tarda en vaciar las mazmorras y luego los pisos superiores. Los hombres gritan y corren y luego guardan silencio. Cada muerte te produce una sensación de satisfacción. Se trata de gente que se reía cuando tú gritabas, llorabas y sangrabas. Son personas que quemaron tu casa, que mataron a tu familia. O no ellos, sino gente como ellos, vestidos con los mismos colores, sirviendo a los mismos amos. Tienes pensamientos violentos y luego los llevas a cabo.

(Una parte de ti grita de horror ante esto. Una parte de ti llora y te ruega que pares. Se cuaja dentro de ti, te dan ganas de vomitar todos los cuerpos, todos los huesos y vísceras, todos los músculos y la piel y el pelo. Pero hay demasiada hambre, demasiada alegría en la venganza).

Y luego hay una mujer que grita tu nombre, que protege a un niño con su cuerpo, que te suplica con una voz tan familiar que abres los ojos.

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Notas de la Autora:

Así que supongo que no lo hice muy bien, porque hubo cierta confusión, pero esto es lo que pretendía con esto: los Wen torturaron a Wei Wuxian hasta casi matarlo y luego lo arrojaron a un pozo habitado por una criatura sobrenatural no especificada, que luego se lo comió. La criatura estaba tan encantada (tan enamorada de su amor) por Wei Wuxian que más o menos se convirtió en él: los recuerdos de Wei Wuxian, su mente, su temperamento, espíritu, etc., pero con algo de rareza filtrándose de vez en cuando.

(Si tienes los recuerdos de alguien, su mente, su temperamento, su espíritu, ¿hay alguna diferencia entre ustedes dos? ¿Qué más hay? Cuando Mo Xuanyu sacrificó su alma por Wei Wuxian, ¿se convirtió o no en Wei Wuxian??)

De ahí el título 'Eres lo que comes', que Lan Wangji supiera quién era Wei Wuxian, que Wei Wuxian conservara sus recuerdos, su misterioso estado no humano, su 'fui el que come y el que es comido'. Mi intención era que fuera Wei Wuxian, solo que un Wei Wuxian eldritch.

* La definición de eldritch es sobrenatural; extraño, terrorífico y tal vez malvado o misteriosamente siniestro.

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Notas Finales:

¡Gracias por leer! Espero que te haya gustado. 🤗 💖

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evirtual3-traductora 💗

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