Así

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ASÍ
ATENEA

Me remuevo cuando escucho el ruido de las llaves, abro los ojos pero los vuelvo a cerrar cuando siento la luz del televisor cegarme, me muevo un poco para no molestar a Gian que está profundamente dormido al lado mío, con su cuerpo muy pegado al mío, vuelvo a abrir los ojos y miro hacia la entrada.

Megg está caminando en puntas de pie con sus zapatos colgando de una de sus manos, la miro y ella levanta el dedo pulgar hacia mi dirección, rio despacio y muevo la cabeza en negación

—Zorra—.me susurra—

Le muestro mi dedo del medio y ella se ríe, deja sus zapatos en el mueble del pasillo para después caminar hacia su habitación, Gian se mueve más cerca de mi, su mano busca mi cuerpo y cuando lo encuentra suspira, giro mi cabeza para mirarlo.

Sus labios Gruesos, sus cejas pobladas, y todo lo que es el, me van a llevar a la perdición, ya sea para mal o para bien, no se si estoy preparada para esto, pero por primera vez en mi vida no quiero tener miedo, ni por el que dirán, ni por lo que puede llegar a pasar.

—Giann..—.susurro, con mi man toco un poco su cara para poder despertarlo—

Aunque el sillón es cómodo para un rato, no creo que lo sea para toda la noche, el es mucho más grandote que yo, y de por si ya los dos estamos doblados, el
Sillón es ideal para el otro día levantarse con dolores en partes que no sabias que existían de tu cuerpo.

Trato de despegarme de el, y el se queja acercándome mas a su costado, como si eso fuera posible
Esta vez muevo mi mano hacia su pecho y lo muevo con un poco más de brusquedad, el se remoja los labios y se vuelve a quejar, vuelvo a llamarlo por su nombre esta vez un poco más fuerte y sonrío cuando funciona, el abre sus ojos mientras gira su cabeza hacia mi dirección.

—Hola—susurra con su voz ronca, y eso me afecta, todo de el me encanta, pero su voz es algo de otro mundo, de por si ya es linda, y hoy acabo de descubrir  que cuando recién se levanta es mucho más hermosa—

—Hola—susurró sonriéndole—Se que no es lindo que te levanten así como así, pero mi cama es mucho más cómoda que este sillón, sigamos durmiendo allá...

El me sonríe coqueto, la mano que estaba en mi cintura me aprieta levemente logrando un movimiento de mi cuerpo

—Si me Necesitas en tu cama, Acepto—susurra—

Yo me rio para después despegarme de el, levanto mi cuerpo del sillón para empezar a caminar hacia mi habitación, pero el tiene otros planes, me agarra de la muñeca dándome vuelta, y de un rápido movimiento me sienta encima de el, sus dos manos viajan a mi cintura por debajo de mi pijama, nuestros ojos conectan enseguida, el acerca su cara a la mía y besa suavemente la comisura de mis labios, mi cuerpo empieza a moverse despacio encima de él, siento su erección cada vez más grande y alegre con cada movimiento.
Una de sus manos abandona mi cintura para ir a mi nuca, su mano juega con mi pelo y tira de el, mi cabeza va inmediatamente hacia atrás acompañada de un gemido.

Los dos queremos que esta tortura por fin termine, queremos saciar las ganas que estamos acumulando.
Su mano baja de mi cintura hacia mis nalgas y aprieta una de ellas, sus ojos buscan los míos para mostrarme que logro volverlo loco, acerca su cara a la mía en busca de mis labios, los roza.

—Atenea, Si empezamos ahora no voy a parar—me susurra con la voz súper ronca sobre mis labios —

—Vamos—

Sus mano abandonan sus movimientos para poder cargarme, me levanta como si nada, caminando en dirección a mi habitación, al llegar cierra la puerta y acto seguido me apoya en ella, esta vez sin dudas sus labios van a los míos, los besa con muchas ganas y demasiada brusquedad, nuestras lenguas juegan, me muerde los labios en el proceso, se nota que esta vez no tiene planeado dejar nada a la mitad.
Deja de besarme para poder llevarme hasta la cama, apoya mi cuerpo en ella, recostada levanto un poco la cabeza para mirarlo.

En Línea Recta (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora