Capítulo 1

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Me adelanto un poco a la fecha de Halloween, pero bueno, creo que se entiende la idea de dónde viene este nuevo proyecto (no aprendo, ya sé). Espero que lo disfruten. Tal vez este primer capítulo no resulte tan shockeante como lo que tengo en mente para más adelante, así que a partir del próximo les sugiero cautela. Quizás sea esto lo más fuerte que haya escrito hasta ahora. Deséenme suerte en el caso que les agrade.

El concepto de "Loud House" y todo lo relacionado con el mismo pertenecen a su autor y casa productora: Chris Savino, VIACOM & NICKELODEON © 2016. El concepto original de la trama viene de la obra "Pet sematary" del autor Stephen King. La historia se realiza sin fines de lucro.

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Sematerio de mascotas

1

Lana no dejaba de llorar en el regazo de Lincoln. El chico acariciaba su cabello resintiendo el dolor de su hermanita. Odiaba verla tan destruida, con el corazón roto. Frente a ellos, a un lado de la banqueta en el camino, estaba el perro callejero al que ella había solido dejar una ración de comida extra junto a la casa de Charles. Todo lo que Lincoln esperaba es que no hubiese sufrido y haya sido rápido, aunque tenía sus dudas. La sangre y las tripas estaban esparcidas por toda la entrada al jardín sobre la calle.

—¡Quién pudo haberle hecho algo así! —Lloriqueó la niña inconsolable.

—Alguien que no merece tener una licencia de conducir.

Fue todo lo que se le ocurrió responderle. Tuvo que ser por la tarde. Charles, desde la entrada de la casa junto a Cliff, gemía triste por lo sucedido. Se podría decir que también había trabado amistad con el perrito.

—Lana, por favor entra a la casa y llama a Lucy para que venga a ayudarme. Explícale lo que sucedió, ¿está bien?

La pequeña niña rubia de siete años gimió y obedeció.

—¿Quieres que lo recoja por ti?

El muchacho se sobresaltó al igual que Lana. No se dio cuenta en qué momento Lucy había llegado, o tal vez y no le sorprendería, desde siempre estuvo ahí y ninguno se había dado cuenta.

—Lo siento —se disculpó ella y su mirada se posó sobre los restos del pobre perrito—. Lamentable. Los inocentes son quienes terminan sufriendo más ante la imprudencia de otros.

Lana lloró con más fuerzas y volvió a abrazar a su hermano.

—¡Lucy!

Lincoln hizo que la más pequeña se apresurara a entrar a la casa. Una vez que se quedó solo con Lucy, sintió que no era correcto dejarle todo el trabajo a ella, pero la verdad es que como Lana, se sentía inquieto por la visión del perro que había muerto de forma tan violenta. Lucy tomó su mano y le hizo una caricia reconfortante en ella como él había intentado hacérsela a Lana.

—Está bien, hermano. Comprendo que esto es demasiado para ti. Deja que yo me encargue. Si quieres de verdad ayudarme, ve por una pala de la cochera y luego acompáñame al bosque.

Lincoln suspiró entendiendo que de otra manera sólo estaría estorbándole, después de todo Lucy era la experta en los asuntos sobre la muerte. Sin poder quitarse de la cabeza la imagen del animalito, le hizo caso y fue a la cochera por la pala.

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Ya estaba por anochecer. A Lincoln las manos le dolían, las tenía sucias y llenas de tierra, estaba seguro que por la mañana tendría algunas ampollas en ellas. Aun así, se sentía afortunado porque todo lo que tuvo que hacer fue excavar un agujero siguiendo las instrucciones de Lucy, que en ese momento ponía los restos del perro envueltos en una vieja sábana dentro del hueco que él hizo en aquél claro del bosque, localizado en los límites hacia el pueblo.

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