Lincoln quedó congelado en su sitio, incrédulo e incapaz de procesar la imagen frente a él, ignorando si abrazaba a Lana para protegerla y reconfortarla, o si él era quien buscaba un reconforte ante la espantosa visión.
Charles no parecía haberse dado cuenta de la presencia de sus dueños, continuaba con saña royendo la cabeza del mapache que él mismo decapitó gruñendo furiosamente.
—¡Charles, basta!
El grito de Lynn no sólo sacó de su trance a Lincoln, sino que finalmente llamó la atención de Charles en algo que no fuese su presa. El pug terrier blanco aún con la cabeza del animal entre los dientes, volteó hacia los chicos y por un instante Lincoln volvió a convencerse de su teoría de que ese perro no se trataba de Charles. La mirada fría y opaca se fijó en cada uno de ellos gruñendo todavía. A pesar del feroz tono autoritario en que Lynn le alzó la voz tan consternada como sus hermanos por lo que estaba viendo, su determinación flaqueó enseguida al tener la sensación de un hielo recorriendo su espalda cuando miró mejor a Charles. Lisa, Luna y Luan ya habían salido al jardín en persecución de los chicos, y tras escuchar el escándalo frenaron sus pasos ante la escena.
Cuando Lola salió y lo vio todo, junto a Lisa gritó aterrada por lo que se encontró.
Ante el grito de la pequeña diva de ocho años, Lincoln temió que Charles se alterara y buscara enseguida atacarlas a ellas, por el contrario, el animal pareció relajarse. Gruñó ya no de rabia, sino de incomodidad, y con gesto despectivo escupió la cabeza del mapache, entonces a paso lento se dirigió hacia él, restregando su ensangrentado hocico contra su pierna desnuda. El muchacho no sintió en la espalda el helado hielo imaginario como Lynn, sino que lo sintió en la pierna.
—¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?
Rita había salido al jardín tras el escándalo del que ya responsabilizaba a la mitad de sus hijos. Esperando que nada malo hubiese ocurrido, su esposo fue tras ella en plan protector, pero al ver al mapache sin cabeza tuvo un mareo. Si no se desmayó fue porque sus piernas por instinto lo hicieron correr hacia los arbustos para vaciar lo poco que tenía en el estómago.
—¡Loud! —gritó furioso el señor Grouse cuando alcanzó a ver lo que hizo el patriarca de sus vecinos de al lado—. ¡Qué crees que le estás haciendo a mis rosales!
Sin embargo, los reclamos que pensaba hacerle murieron en su garganta cuando como el resto de la familia, su atención se centró en el reguero de sangre y en el perro de Lincoln, que aunque más calmado, por el modo en que lo miraban tanto a él como al animal muerto, era obvio lo responsabilizaban de lo ocurrido.
Nervioso, Lincoln levantó la vista recordando haberle dicho al señor Grouse que había enterrado a Charles la noche anterior en compañía de Flip, pensando que en ese preciso momento este lo acusaría de ser un mentiroso, delatándolo con su familia sobre cómo lo descubrió anoche, pero este tan consternado como él no apartó la vista del perro.
—¡Por qué Charles hizo esto! —entre sollozos Lana reclamaba alterada corriendo hacia su madre, asqueada de su mascota que continuaba lamiendo la pierna de su hermano.
—¡Charles, malo! —Lola le gritó al animal con la voz temblándole.
Del grupo, fue Lucy quien se acercó, no a Charles, sino a los restos del mapache cargando una bolsa negra usando unos guantes de plástico. En esta ocasión nadie se asustó por su repentina aparición al ignorar de dónde vino, bastante tenían con el miedo que Charles aún les estaba ocasionando.
—Yo me encargaré de recoger al mapache. Será mejor que entren a la casa y tranquilicen tanto a las gemelas como a Lisa.
Lincoln no había reparado en su hermana genio, la analítica, la madura, su hermanita de tan sólo cinco años. Al voltear para mirarla, la encontró sujetándose de la cintura de Luna con la cara enterrada en su costado temblando. No podía culparla de que actuara así incluso si tuviese la edad de Lori, él mismo continuaba temblando asustado.
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Sematerio de maskotas
FanfictionEl desastre que azotaría a Royal Woods con una plaga de infortunios y horrores como no se hubiese visto en décadas, pero mucho mayor a la última, comenzaría dentro de la casa Loud con algo tan triste, pero mundano, como lo es la muerte de un perrito...