Lori se masajeaba las sienes con ambas manos mientras veía a su pobre padre por quinta o sexta ocasión hablar por el teléfono con la policía caminando de un lado a otro, preguntando por Lincoln y Lynn, quienes aunque comprensivos con él ante su desesperación, de seguro le volvían a repetían que tenía que esperar las veinticuatro horas completas antes de levantar una denuncia por su desaparición.
—¡No lo sé! —gritaba sin poder controlarse debido a la desesperación—. ¡No sé sí pasaron la noche anterior aquí! ¡Tal vez no lo hicieron! Le repito: Ayer por la mañana, nos levantamos mi esposa y yo para llevar a nuestras hijas e hijo Lincoln a la escuela, cuando al buscarlos en sus habitaciones, faltaban él y nuestra hija Lynn. Y ya le dije que no se llevaron sus celulares por lo que no tenemos ningún modo de comunicarnos con ellos.
Lori, al igual que el resto de la familia, sospechaba que su actuar fue a causa de Charles, pues tampoco el perro se encontraba. Supusieron que buscando evitar que lo sacrificaran con el veterinario (una decisión que sus padres tomaron y por la que ella al igual que sus hermanas y hermanos tampoco se mostró muy de acuerdo, con todo y que a detalle le contaron lo agresivo que se había vuelto) se habían escapado para llevárselo y dejarlo en cualquier otro sitio donde pudieran protegerlo. Aunque comprendía su proceder, no los justificaba.
Cuando por teléfono le contaron todo esto ayer por la tarde, no dudó en regresar de la universidad a su casa tan preocupada e inquieta al igual que todos por ese par de bobos prófugos.
En un inicio, tanto las gemelas y Lily, como Luan y Lucy a su manera, se alegraron cuando comprendieron lo que sus hermanos habían hecho, pero el tiempo transcurrió y ellas terminaron por angustiarse tanto como los mayores, en especial cuando se enteraron de que a diferencia de ellas, sus hermanos no fueron a la escuela ese día y hasta el momento seguían sin dar señales de vida. Preocupada por sus hermanos desde que se percató de la gravedad del asunto, Lisa se lamentaba de no haberles puesto algún rastreador experimental como pretendió hacerlo con cada miembro de su familia tiempo atrás, algo que no hizo al final porque sus padres se lo prohibieron, pero que tras esto, tal vez reconsiderarían su propuesta.
Iracundo, el señor Loud colgó el teléfono y se dirigió hacia su familia.
—Dicen que mandarán a una patrulla a recorrer el pueblo en unos minutos.
La madre se dio cuenta de la hora que era y llamó a Leni, que sentada en el sillón, tenía a Lily en su regazo haciéndole unos mimos para calmarla y que no se asustase por la acostumbrada, aunque ahora sí justificada, sobrerreacción de su padre.
—Cariño, ya es hora de que lleves a las chicas a la escuela y tú misma vayas a la tuya.
—¿Podemos quedarnos hoy en casa hasta que lleguen los chicos? —Lana le suplicó.
—No van a perder clases sólo por esto. Ya verán que para cuando ustedes regresen sus hermanos ya estarán en casa... donde se quedarán un mes entero castigados.
Resignadas, las niñas fueron a tomar sus cosas que tenían de todas formas ya alistadas. Leni con su mochila en mano se dirigió hacia afuera para preparar a Vanzilla.
Apenas abrió la puerta, se sobresaltó al encontrarse de pie frente a la entrada a una sucia muchachilla con el largo cabello castaño suelto. Estaba por preguntarle un tanto nerviosa por la expresión taciturna que tenía quién era y qué necesitaba, cuando la reconoció.
—¡Lynn! Que bueno que ya llegaste. Papá y mamá estaban muy preocupados por ti y Lincoln —miró sobre el hombro de su hermana esperando también encontrarlo a él detrás de ella— ¿Quieren que los lleve a la escuela?
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Sematerio de maskotas
FanfictionEl desastre que azotaría a Royal Woods con una plaga de infortunios y horrores como no se hubiese visto en décadas, pero mucho mayor a la última, comenzaría dentro de la casa Loud con algo tan triste, pero mundano, como lo es la muerte de un perrito...