Capítulo 6

4 1 0
                                    

Capitulo 6
- Dulce y agrio -

— ¿Un café?

Alcé la mirada de mi celular. Mis ojos normales chocaron con los interesantes ojos de Elliot.

— Y un Elliot para charlar — Respondí, con una sonrisa.

Se mordió el labio inferior y bajó la cabeza, algo característico de él; sonrió.

— Ya te lo traigo — Murmuró, yendo a pedir mi bebida.

Cómo ya se hacía costumbre, me quedé viendo su espalda mientras caminaba, teniendo una leve sonrisa en mi rostro.
Después de un par de minutos, regresó, pero con un plato extra.

— ¿Y eso? — Pregunté al ver que dejaba un plato con lo que parecía pastel de chocolate frente a mí.

— Son brownies — Aclaró, alzando los hombros.

Ah, corrección; brownies.

— ¿Son para mí?

— Sí, lo dulce del brownie le va super bien con lo amargo del café — Explicó sin dejar en ningún momento de sonreír — Además — Siguió, pero está vez acompañado de un rojo carmecil en sus mejillas — Son mis brownies favoritos.

Le eché un leve vistazo al postre que tenía frente a mí, concentrandome únicamente en qué aquellos eran los favoritos de Elliot.

— ¿Estás poniendo algo que te gusta a tí para que lo critique? — Sonreí con picardía, sintiendo algo raro en mi garganta.

Bajó la cabeza, sonriendo a escondidas, y lo podía afirmar por los hoyuelos  que se le hacían a los costados de sus suaves mejillas.

— No — Negó, de un tirón subiendo la cabeza, reteniendo una sonrisa mordiendo sus labios — Te estoy dando la oportunidad de conocerme mejor. De conocer lo que me gusta, y lo que no, lo que soy, y lo que no.

Levanté mis cejas, totalmente sorprendido por lo que había salido de su boca.

— ¿Por qué lo estás haciendo?

— Porque quiero que tú me conozcas tanto como yo quiero conocerte a tí.

Mi pulso aumentó su ritmo, sintiendo cara latido en mi cabeza, la garganta se me secó y la cara la sentí más caliente de lo normal.

¿Habré pescado un resfriado?

— No soy gay — Solté de repente.

¡¿Que...?!

Sorprendiendome a mí y a Elliot, cuyo chico abrió como platos los ojos al oírme.

Pero no tenía razones claras del porqué dije eso, porque no lo sabia, simplemente mi boca lo soltó, cómo si quisiera recordarlo, o quizás que fuera Elliott quien lo recordara.

— Yo... — Balbuceó el chico, removiendose incómodo en su lugar — Hablaba... de amigos.

Tragame tierra y escupeme en Dubai, por favor.

— ¡Claro! ¡Sí! ¡Amigos! — Reí con exageración, avergonzandome más — ¡¿De que más podría ser?!

Él también rió, colorandose.

— ¿A qué horas te fuiste de la fiesta anoche? — Preguntó, cambiando sin disimulo el tema.

Lo cual no le salió para nada bien.

— ¿Al momento en que nos montamos en mi carro para llevarte a casa? — Dije con burla.

Se llevó una mano a la cara, tapándose con esta.

— ¡Maldición, soy muy tonto! — Rió, contagiandome también.

— ¿Estabas borracho?

— ¡No había bebido ni una gota de alcohol!

— ¿Seguro? Porque mi carro quedó oliendo a alcohol.

— Y seguro que a vómito, porque tu amiga se vómito en la parte trasera.

— ¡¿Qué?!

Emily se había emborrachado tanto que me había tocado a mí cargarla en mi espalda porque ella no podía ni siquiera sostenerse, así fue como terminamos con una chica borracha en la parte trasera de mi carro mientras con Elliott escuchabamos música, yendo hacia la casa del chico para dejarlo allí sano y salvo.

Pero saber que mi amiga se había vomitado en mi carro recién lavado, dolía. Dolía mucho.

— Hablando de ella, ¿Está bien? — Preguntó con intriga.

Asentí echándole un mordisco al brownie.

Y mierda, sí que estaba bueno el condenado.

— Con un poco de resaca, pero bien — Dije con la boca llena.

— ¿Le diste algo para sobrellevarla?

— Sí, una Aspirina.... ¡Joder! ¿Cómo se puede sentir el quinto bocado como el primero?

— Es la magia de los brownies — Alzó los hombros, sonriendole al plato.

— ¿Quieres?

Moví el plato hacia él, indicándole que podía comer algún pedazo. Pero él negó, volviendo su plato a su inicial lugar.

— No debo comer en horas de trabajo.

— ¿Por qué no?

— Porque a pa... A mí jefe no le gusta que sus trabajadores coman o charlen con los clientes.

— ¿Entonces porqué estás acá?

— Porque estoy limpiando la mesa.

Y dicho eso sacó un trapo de su delantal, pasándolo por la mesa, limpiando algunas migajas de chocolate que había derramado sin querer en la mesa. Aquella acción me hizo reír, escupiendo un poco de brownie en la cara de mi amigo.

¿Te gusta verme sufrir universo?

Antes de que pudiera siquiera llegar a disculparme, él dijo para mi gusto:

— Y al parecer ahora tengo que limpiar mi cara.

Sin evitarlo ambos soltamos unas buenas carcajadas, llamando la atención de las personas a nuestro al rededor, quienes nos veía con curiosidad, con querer saber que cosa era tan graciosa en aquella mesa como para que esos dos adolescentes estuvieran ahogansen de tanto reír.

Pero no era el chiste.

Era él.

Nota autora:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota autora:

Pero que agresividad la de Aídan jjaajjaja Anyway, no se te olvide votar si te gustó el capítulo, me ayudarías un montón!

¡Hasta mañana!

Brownie y café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora