Capítulo 4

15 2 0
                                    

Capítulo 4
- Aídan heterosexual -

Apreté mis manos a los costados de mi cuerpo, observé mi objetivo, solté un pesado suspiro cerrando por un segundo mis ojos, y crucé la puerta, escuchando el distinguido sonido de la campanita, sin importarme aquello caminé con rapidez hacia él antes de perderlo de vista.

Cuando iba a tocar su hombro para que se girase, él por si solo lo hizo, sobresaltandose un poco al verme frente a él.

— Joder, casi me...

— Soy heterosexual.

Parpadeó con rapidez, ladeando la cabeza con una lentitud asfixiante e inquietante. Su cara pasó de estar confundida a estar llorando por haberse estado riendo tanto.

Su sonrisa se hacía más grande cuando reía y sus ojos se cerraban por completo al hacerlo con tanta emoción. Una vista que sin saber porqué, me hizo sonreír.

— Hace mucho no me reía tanto — Comentó una vez dejó de reír, limpiándose el rastro de agua bajo sus ojos.

— Perdón... — Susurré, sintiendo la necesidad de disculparme.

— Primero que todo, ¿Quieres un café? Yo invito.

— Me enseñaron a no negarme a lo que es gratis.

Y sin decir nada más, tome asiento en una de las mesas, más exactamente en la misma que mi familia y yo nos sentamos hace dos semanas atrás.

Después de unos minutos él llegó con el café, está vez sin derramarlo sobre mí.

— ¿Te dejan sentarte? — Pregunté al ver cómo se sentaba frente a mí.

— La verdad no sé — Dijo con pena, viendo hacia el punto de pago, quitándose su gorro — Pero supongo que podría correr el riesgo.

Sus mechones anaranjados chocaron en su frente, dándole una apariencia acogedora.

— ¿Cuánto llevas trabajando aquí?

— Ayer fue mi primer día.

— Oh, eso justifica lo sucedido.

Soltó una risita, está vez más bajando un poco la cabeza.

— Por cierto — Alzó la mirada de golpe, son sus mejillas sonrojadas me extendió la mano y habló; — Soy Elliot. Elliot Loughty.

Aquella vista me hizo sonreír, aceptando la mano del chico sin dudar.

— Mucho gusto, Elliot. Yo soy Aídan Hargreeves.

— Lo sé.

— ¿Que? — Abrí mis ojos como platos.

— Por tus películas.

Reímos juntos ante mi torpeza.

— No me acostumbro a que todos me conozcan.

— Si te sirve de algo, no sabía quién eras hace tan solo un mes atrás. Solo que mi hermano me obligó a ver una película que protagonizabas porque aparentemente es tu fan.

— ¿Y te gustó?

— si te refieres a la película; hubiera preferido que Laurie y Jo terminarán juntos.

— Si te soy sincero, yo también.

Volvimos a reír, está vez yo siendo acompañado de un sorbo de mi ya frío café.

— Por cierto — Me removí en el cómodo sofá — Perdón por haber huido aquella noche después de...

— ...Haberme dicho eso — Completó él, aún sonriendo.

Asentí, rascándome la parte el cuello.

— Estaba un poco borracho y no sabía lo que decía y hacia — mentí.

Por un segundo Elliot hizo una mueca, pero se recompuso con rapidez y volvió a sonreír.

— No te preocupes, es totalmente aceptable emborracharse en una fiesta universitaria.

— Aunque no fuera invitado.

— ¿No fuiste invitado?

Negué con la cabeza, dándole otro sorbo a mi bebida.

— Mi amiga me llevó con ella, al parecer el chico que la organizó esta en su grupo de amigos de la universidad. ¿Tu también estudias allí?

— Sí, estoy cursando Ingeniería electrónica.

— ¿Y tus anteojos? — Burlé, frunciendo el ceño.

Soltó una risita, con su típico moviendo hacía abajo.

— En mi maleta — Señaló una puerta que tenía un enorme letrero "Solo personal autorizado" — No las utilizo mientras trabajo.

— ¿No te hace mal no utilizarlas?

— No, al contrario, refuerzo mejor mi vista.

— Quien diría que tener los ojos de diferente color fuera tan difícil — Puntualicé.

— ¡No tienes idea! — Exclamó cómo si estuviera feliz de que a alguien por fin le importase — Mis ojos son muy sensibles al sol, al igual que al agua. Parecen mantequilla.

Reí por el pequeño drama que estaba haciendo el pelirrojo, drama que lo hacía ver muy tierno. 

— ¿Algo más aparte de eso?

— ¡¿Crees que tener miopía es poco?! — chilló, provocando que yo carcajease.

Ahora mismo me arrepentía de haber tardado tanto en no haber venido a hablar con él, por la vergüenza que tenía de haber echo aquel ridículo espectáculo de haberle dicho ese comentario tan atrevido y haber huido como si no hubiera un mañana.

Iba hablar, pero una tercera voz proveniente de la barra nos interrumpió.

— Elliot, ve atender a la mesa dos — Anunció un señor castaño, con un leve bigote y unos ojos llamativos...

El mencionado asintió y se paró, dedicándome una sonrisa de disculpa.

— Debo irme — se volvió a poner su gorro, sonriendome por última vez dijo;— Espero verte por aquí más seguido, Aídan.

Espero que no...

Nota autora:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota autora:

¿Que tal te pareció el capítulo?;3 La verdad me gusta lo ingenuo que es Aídan jakkaakka

¡Nos leeremos mañana lindura!

Brownie y café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora