¿Me amas?

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Arrastrando los pies por el suelo, Wen Xu llega hasta el sofá donde su novio le espera con brazos abiertos, listo para reconfortarle y mimarle. No tardo en recostar su cuerpo sobre el mueble y refugiar su cabeza en el pecho de Xichen.

—Xichen... ¿Me amarías si fuera un gusano?— Pregunto volteando a verle.

—Claro— Respondió sonriente el menor, acariciando los cabellos rojizos— ¿Por qué la pregunta?

—Quiero saber si me amarías incluso si fuera cualquier cosa.

—Ohhh

—¿Me amarías si fuera un gato caprichoso?

—Ya lo eres.

—¿Y si fuera un águila calva?— Levanto un poco su cabeza para verle con una ceja alzada.

—Si

—¿Y si fuera una babosa?

—Por supuesto

—¿Y un caracol?

—También

—¿Si no la tuviera grande?

—No veo problema con ello.

—¿Y si fuera mujer?

—También te amaría.

—¿Y si fuera menor?

—Esperaría a que fueras mayor y no te forzaría a lo que sientas.

—¿Y si fuera mucho mayor que tu?

—Mientras mi Madre no se enoje, entonces no pasaría nada.

Wen Xu, más animado, se sentó encima suyo para continuar haciendo preguntas que Xichen respondió con una sonrisa leve... no imaginando la gravedad de lo que sucedería.

—¿Y si fuera un perezoso que huele mal?

—Lo haría.

—¿Y si fuera un extraterrestre de los feos?

—También.

—¿Y si fuera un demonio terco?

—También.

—¿Y si fuera un Pokemon?

—Claro.

—¿Y si...?

—¡PUTA MADRE! ¡EL TE AMA, YA SUPERALO!

Ambos voltearon a ver al recién llegado que los veía muy molesto, llevaba solo cinco minutos de haber llegado al departamento que compartía con su hermano y respectivas parejas, ver tal escena solo le hizo hervir la sangre por lo estúpido que se comportaba el mayor, ¿El amor lo hacía pendejo?

—No tienes que hablarme así— Reclamo A-Xu.

—Y tu no tienes que decir mamadas como esas, así que hazme el favor de callarte.

—Nop— Desafió el pelirrojo mientras se aferraba a su pareja, este solo acaricio su espalda como una advertencia de que calmara sus impulsos de pelear.

—Le comentare a Mamá que eres un idiota cuando te enamoras.

—Y yo le diré que te estas comiendo a nuestro guardaespaldas.

—¡Ahora si ya valiste!

Xichen solo vio desde el sillón como ambos trataban de jalarse el cabello y pegarse mutuamente, se cansarían pronto.

El día a día de los hermanos WenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora