Número dos.

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Una chica comenzó a caminar hacia su salón de clases, había pocas personas, pues, como siempre, había llegado temprano. De repente, chocó con alguien, miró a la otra persona, una chica de su clase... se podría decir que era su amiga.

Como todos los días, la chica estaba haciendo desorden por los salones, corriendo de un lado para otro. Y no lo impidió. Dejó que siguiera con su camino después de saludar.


—Hola. —Dijo.

—¡Hola! —Respondió la otra chica, comenzando a correr de nuevo, enérgica como siempre.


Ignoró la forma en la que su... "amiga", había salido corriendo y tan sólo entró a su salón de clase y se sentó.

Después de un rato, la misma chica con la que había chocado llegó al salón y se sentó a su lado, pues era su lugar. A su lado.

Sólo se miraron, sin dirigirse la palabra. La primera chica mencionada la miró algo molesta y la segunda la miró con una pequeña sonrisa curiosa.

No hablaron hasta el recreo.

La segunda chica se levantó rápidamente y se le acercó a la primera chica. La miró con curiosidad.


—¿Qué tienes? —Preguntó.

—Pues estoy molesta —Respondió—. Prometiste ser comportada. No lo estás siendo.


Su compañera la miró y le sonrió. Miró hacia los lados, revisando que nadie las viera. Al comprobarlo, se le acercó al oído, aun sonriendo.


—No te molestes... —Le susurró— Sabes que te amo.


Y se alejó feliz, dando pequeños saltos.

La otra chica, algo sonrojada, no la miró. Sólo se volteó a ver cualquier otra parte del aula.

Amores adolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora