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JESSIE¿Cómo me acerqué a él? No lo sé, solo vi que estaba mirando los árboles. Estaba admirándolos, también yo. Me acercaba poco a poco hacía él, esperando un momento indicado para hablarle, y pasó. Cuando lo miré, supe que era extraño, lo vi solo, pero cuando le hablé, algo vi en sus ojos. Pedían compañía. ¿Por qué no tenía amigos? No tengo ni puta idea, pero en ese momento quería ser su amiga. Yo tampoco tenía amigos, estaba como él. En realidad no pensaba hablar con nadie, pensando en seguir estando sola, pero él tenía algo, algo llamativo, algo auténtico, algo especial. Todo dio un giro inesperado..., y ahora mírame, hablando con él.
— Ven, vayamos a un lugar, quiero mostrarte algo —. Le dije mientras nos íbamos agarrados de las manos.
— Está bien, ¿A dónde piensas llevarme?
— Es un secreto, me gusta ir allí, ya que no hay nadie.
— No me vas a hacer nada, ¿verdad?
— ¿Algo como qué?
— No sé... algo lujurioso, quizás, o asesinarme, no sé.
— Ja, ja, ja, no, no te haré nada de eso.
Era simpático, pero cuando está solo es muy apático, quizás porque se siente solo, no sé. Me atrajo su ser, es como si me tirara una soga, la enredara por mi cintura y me atrajera hacia él. Es un alma vieja, tiene mucha sabiduría, en algunos poemas suyos me identifiqué, solo que no lo di a mostrar. No soy muy buena mostrando lo que siento, ¿a quién le importa lo que siento? A nadie, pero... me gustaría mostrarlo, tal vez con él sea diferente ¿...no?
— ¿Ya casi llegamos? Quiero ver ese lugar.
— Sí, no te apresures, vale la pena esta tardanza, ese lugar es mucho mejor que ese estúpido salón.
— Si lo dices así, te creo, ¡ya lo quiero ver!
— Esperaaaaa, aguanta unos minutos más.Al transcurso del recorrido, en mi mente, estaba viajando. Su pelo siempre estaba despeinado y solo se lo ponía hacia delante, a veces tapaba sus ojos, sus ojos eran fríos, su expresión normal era como si estuviese triste, desolado, destrozado... Su voz no era muy gruesa, estaba en un punto de equilibrio, ni tan gruesa ni tan delgada, me relaja. Sus manos eran cálidas, hace años no sentía esa calidez. Pude notar que cuando estaba nervioso su voz se colocaba aún más delgada y empezaba hacer sonidos raros, era gracioso y me daban más ganas de conocerlo más a fondo.
— Por fin, llegamos, sentémonos aquí —. Lo llevé a un quiosco de la universidad, el cual le ganó la naturaleza, pero había asientos y era relajante estar ahí. Nadie iba.
No dijo nada, se quedó estático mirando a un punto fijo. ¿No le gustó el lugar? Eso pensaba.
— ¡ESTE LUGAR ES MARAVILLOSO! ¿¡Por qué no lo conocía antes!?
— ¿QUÉ? Pensaba que no te había gustado, tenía miedo a que te fueras de aquí.
— Oww, qué, tierno, ja, ja, ja. En verdad me gustó este lugar, inspira demasiado y más por las flores las cuales se apoderaron del quiosco.¿Qué me pasaba? No entendía mis sentimientos. Sentía una inexplicable sensación de química, ¿sentirá lo mismo? Ojalá si, así no seré la única loca, me sonrojaba que me dijera tierna, supongo que notó el color rojizo en mis mejillas. Me quedé perpleja a tal situación, estaba confundida. Miré fijamente una flor en especial, la Hortensia. Estaba en un viaje astral por mis pensamientos, descubriendo un porqué. De reojo miré que él estaba escribiendo algo, o talvez dibujaba, no sé.
— Quédate quieta un momento —. Me lo dijo mientras estaba pensando.
— ¿Por qué? ¿Tengo un animal? Si es así, ¡por favor quítamelo!
— ¡Sí! Es un animal, y se ve venenoso, así que por favor quédate quieta para quitártelo.
— ¡Sí! ¡Sí! ¡QUITÁMELO! —. Acercó su mano a mi hombro y cuando lo tocó, lo hizo tan cuidadosamente como si estuviese cuidando a un perrito pequeño.
— Ja, ja, ja es broma, relájate, no es nada. Ahora te acomodaré para dibujarte mejor.
— ¡Tonto, me asustaste! Pensé que era un animal peligroso... Espera, ¿escuché bien?
— Así es, escuchaste bien, ahora quédate quieta que te acomodaré.
Me estaba acomodando, daba unas pequeñas caricias las cuales me hacían relajar. Se podría decir que por primera vez estoy sintiendo confianza con alguien que no es de mi familia. Cuando escuché que me iba a dibujar, algo escondido en lo profundo de mí despertó. ¿Nervios? ¿Por qué siento nervios? Hace rato estaba de lo más normal hablándole y de un momento para otro ¡PUM! Nervios, no lo entendía, no me entendía. Tocó e inclinó un poco mi cabeza hacia delante, tomó mi mano y me entregó unas de las flores que estaba mirando. Acercó mi mano a mi boca junto con la flor, supongo para que la besara yo qué sé.
— Bien, ahora simula un beso. Enamora a la flor. — simulé el beso tal como me lo pidió y cerré mis ojos —
— Así, ahora aguanta un poco en esa posición.
— ¿No sería mejor tomar una foto? Me cansaré en esta posición, no es justo.
— Tienes razón, pero quiero plasmar mejor así, puedo ver mejor.
— Está bien, pero no te demo.... — En esa pequeña palabra que le iba a decir me calló la boca poniendo un dedo en mis labios.
— Shhhh, ya voy a empezar.Presencié demasiadas cosas en ese pequeño instante, como la confianza que tomamos de un momento a otro, estábamos conectando el uno para el otro. Mientras los minutos pasaban, me puse a pensar en lo satisfactorio que era aquel momento, todo lo que sentía estaba al mismo tiempo, como si mis sentimientos y emociones dijeran "chicos, tenemos una reunión, por favor reúnanse en esta sala." En fin, era indescriptible. Su voz en ese momento era relajante, hablaba muy ¿sensual? No lo sé, el caso es que era muy relajante. ¿Quién será él? ¿Dónde vivirá, cerca o lejos de mí? ¿Deberíamos ser más unidos? Todas esas preguntas paseaban por mi mente, no tenía un porqué todo eso, de un instante a otro me comenzó a interesar más y más. Cuando él me termine de dibujar pienso preguntarle de dónde es.
Escuchaba pequeñas risillas provenientes de él, ¿estaba feliz? ¿Estaba disfrutando el momento? A lo mejor sí, también lo estaba disfrutando, es mi primera vez sintiéndome tan segura con un chico extraño y raro. Aunque..., ya no es un extraño totalmente, ¿verdad? Digo, sé su nombre, sé que le encanta la literatura, sé que le apasiona el arte, ya no somos unos extraños del todo. El sonido del lápiz al dibujar por la hoja venía acompañado con pequeños saltitos de pies, será por la emoción, pensé. Pasó una hora y yo estaba cansada.— ¡Listo! Por fin acabé, mira como quedaste, ¿te gustó? — era un dibujo perfecto, era yo en un pedazo de papel, recreó todo, el espacio, las expresiones, mi rostro, ¡todo!
— ¿Que si me gustó? ¡Me encantó! Me sorprende el cómo le hiciste los detalles al pie de la letra, eres increíble.
— ¡muchas gracias! En verdad gracias.
— No es nada, solo te dije la verdad. — en ese momento arrancó el dibujo de la hoja, sacó de su bolso un marco para dibujos y puso el dibujo dentro del marco.
— Ten..., mira, te entrego tu dibujo, cuídalo mucho ¿Sí?
— Sip, lo cuidaré.
¿Pienso cuidarlo? Claro que sí, nadie me había regalado algo como esto, es simplemente hermoso. Cuando me entregó el dibujo, mi corazón sintió calidez acompañada de ¿nostalgia quizás? No sabía que era.
— Jade, ¿dónde vives y de dónde eres?
— Vivo en Ochanumizu, pero no nací en Japón. Soy de Colombia.
— Interesante, de hecho tampoco soy de aquí, soy de Estados Unidos.
— ¿Por qué viniste a Japón, Jessie?
— Me mudé aquí porque mi mamá conoció a un japonés y ya sabes lo que pasó, ¿y tú?
— ¿Yo? A mi madre le gusta este país, estaba haciendo todo lo posible para mudarnos aquí, y mírame estoy en Tokio. Además, Colombia no es muy bueno que digamos, pero me gusta.
Nos hablábamos en inglés. Supongo que sabrá japonés, es obvio. Su acento era interesante, supongo porque sabe español. El acento, su voz, su estilo, los sentimientos que sentía y su personalidad, me comenzaron a gustar.
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Niebla rosa
RomanceLos cerezos, con su belleza encantadora y su maravilloso esplendor, pintan el paisaje con el color de sus flores, creando un ambiente mágico. Adéntrate en esta cautivadora historia que narra el inicio de una hermosa relación a través de un árbol. Ja...