CAPÍTULO 2

51 12 0
                                    

La familia Abbey vive en Arizona, Estados Unidos, en una casa normal con una vida decente.

No son ricos, pero tampoco pobres. Tienen una vida normal con todo lo que necesitan para vivir.

Ese sábado, al volver a casa, Raúl decidió llevar a su familia a cenar para celebrar que todo había salido bien y los reunió a todos.

Esa noche decidió llevarlos a un sitio bastante especial, donde ya había comido una vez y le había gustado.

En total fueron diecinueve personas, contando a los padres, cada uno con dos regalos: uno para cada recién nacido.

Nada más llegar, Raúl cogió las mesas que ya había reservado y poco a poco fueron llegando los familiares.

-¡Hombre, Raúl! -exclamó el tío Mark nada más verle-. ¡Cuánto tiempo sin verte!

-Así es, tío Ma -y le devolvió el saludo mediante un apretón de manos.

-Bueno bueno... -empezó diciendo ahora Paula, la sobrina favorita de los padres, y que además era muy querida porque le encantaba los niños-. ¡Pero mira lo que tenemos aquí!

Y así, uno por uno fueron llegando al restaurante, cada uno dedicándoles una frase bonita a los bebés y un obsequio.

---

Mientras cenaban, el tío Mark empezó a decir:

-Bueno Raúl, cuéntanos un poco sobre los niños. ¿Cómo ha ido todo? ¿El parto qué tal?

-Eso mismo queríamos contar -empezó diciendo la madre-. 

-Muy duro -dijo el padre-. Pero a la vez muy rápido. Todo sucedió así: 

"Estaba yo sentado en la sala de esperas esperando una respuesta por parte del doctor, hasta que por los nervios decidí levantarme e irme al baño. Ahí fue cuando salió el doctor para darme la noticia de que para que un niño nazca bien, habría que matar al otro. Si no hacíamos eso, los dos morirían. Entonces hice lo mejor que podría hacer en ese momento: REZAR.

Comencé a orar exactamente con estas palabras: ''Señor, escucha esta oración y no dejes a tu hijo avergonzado. Por favor, Dios, haz que esta operación salga bien y dé a luz a ambos niños sin ningún problema. Tengo fe en que Tú harás algo. En el nombre de Jesús oré. Amén''.

Nada más terminé de hablar, un ayudante del obstetra salió de la habitación y empezó a llamar al doctor, el cual entró corriendo a la sala y cerró la puerta tras de sí.

Pasados unos minutos que se me hicieron eternos, por fin volvió a salir el médico y ahí fue cuando me dijo que, milagrosamente los dos niños habían nacido perfectamente. 

Admito que la noticia me pilló un poco desprevenido, pero tampoco me sorprendió mucho: Sabía que el Señor me escucharía.

Resumidamente es lo que pasó y bueno, aquí estamos".

La familia de los Abbey por parte del padre es agnóstica, es decir que no afirman la existencia de Dios pero tampoco su inexistencia mientras que esta idea no sea comprobable.

Aun así, tía Annah pareció muy sorprendida, al igual que los demás, pero a ella se le notaba diferente. Era como si algo hubiese ocurrido en ella, pero era inexplicable.

Así que dijo lo que la mayoría de los presentes estaban pensando en ese momento:

-No sé qué decir. Solo digo que tu Dios es increíble...

-Así es -afirmó Mark-.

La familia por parte de María estaba también asombrada, pero tampoco tanto. Se veía que estaban más o menos acostumbrados a semejantes maravillas, ya que ellos sí que creían en Dios.

Esta conversación fue la más destacable de toda la cena, y después de estar un muy buen rato charlando entre ellos alegremente, cada uno se fue a su casa y así fue como la familia Abbey celebró su fiesta, ignorando lo que tristemente iba a ocurrir durante los próximos años: un acto que a estos padres les dejaría totalmente afligidos...

El Hijo Del Señor ~[EN CURSO]~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora