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Quería pensar que todo lo visto y vivido momento antes había sido producto de su imaginación.

¿Un perro transformándose en un niño?

Qué diablos.

Así que por salud mental decidió plenamente qué se había vuelto loco, o tal vez la sopa extraña de la anciana le cayó mal, el golpe a la cabeza, la desorientación, cualquier cosa.

Aunque debe de admitir qué el hecho de que la mujer cambiará sus ojos de color le asusto un poco.

Además no sabe explicar por qué razón al momento de qué la señora se vio enojada en el ambiente hubo un extraño aroma a ¿jazmín?.

Sunoo simplemente no entendía nada.

Estaba tan confundido qué su estómago comenzó a retorcerse de preocupación.

Así que decidió hacer lo que siempre hacía cuando no entendía una situación... ignorarla.

Se levantó del suelo sin soltar palabra, la señora y su raro hijo ya se habían marchado del lugar por lo que decidió tratar de caminar por la zona.

Ya eran las diez de la noche y el estómago de Sunoo hacía fuertes ruidos, no podía controlar su hambre

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Ya eran las diez de la noche y el estómago de Sunoo hacía fuertes ruidos, no podía controlar su hambre.

Llevaba caminando sin parar más de quince horas en círculos, recto, a la izquierda, a la derecha pero, por más que se esforzaba no encontraba el lugar en donde él había dejado sus cosas.

En su interior sabía a ciencia cierta qué se encontraba en un lugar diferente. Pero siguiendo la frase: "la gente es más feliz viviendo en ignorancia" trataba de buscar su carro y su dinero con todas sus esperanzas desde el fondo de su corazón.

Por todo lo anterior, cuando vió que el resplandor en el cielo se extinguía lentamente y que la oscuridad de la noche lo abrazaba comprendiendo su soledad. Fue entonces que se sentó en una banca del lugar en el qué estaba, qué parecía ser; una pequeño parque en el centro de busan, ahí después de razonar profundo y darse cuenta que caminó kilómetros y que aún así no había ningún indicio de ver algo familiar, fue cuando decidió darse por vencido.

Estaba en otro lugar, tenía que asimilarlo.

Un lugar qué no conocía.

Llegó a su mente todo lo poco que había logrado en su lugar de origen.

Cuando pasó el examen a la facultad qué quería, cuando decidió independizarse y consiguió un modesto apartamento por el cual pagaba doscientos mil wons al mes, el cual podía pagar con el dinero que él mismo recibía de su trabajo. Recordó todo lo que se esforzó para conseguir su beca para estudiar. Tantos pequeños logros qué había atesorado con todo su corazón, hoy se perdían, se iban, se esfumaban como la espuma.

Como si todo su esfuerzo hubiera sido en vano.

¿Era acaso una cruel broma del destino?

Rió de manera triste, él no creía en el destino. Que tontería.

Suspiró mientras trataba de suprimir el doloroso nudo en la garganta qué se le había formado.

Y justo cuando pensaba que ya podía controlarlo recordó su cámara, la tomó y se puso a ver las fotos que había tomado con anterioridad.

Quedándose helado cuando la última foto de la pequeña galería era una de él y sus padres.

Sus padres...

Sunoo nunca fue muy apegado a sus progenitores de hecho siempre pensó que era totalmente diferente a ellos y a pesar de que ninguno le reclamó nada al declararse abiertamente gay tampoco hubo ese apoyo qué necesito.

Aún así eran sus padres, su familia, y ya jamás la volvería a ver.

Sunoo se soltó a llorar en silencio mientras sentía su corazón partirse, sus cosas, su casa, sus padres. Todo arrebatado de un momento a otro. Y sin ninguna razón aparente.

A pesar de todo Sunoo era una persona fuerte, decidió pararse de su banca y continuar caminando para tratar de encontrar un lugar donde quedarse. Tal vez alguna banca, debajo de un puente o en un callejón.

Camino un poco más pero sintió qué sus pies ya no daban respuesta. Sintió náuseas pero recordó no haber comido en todo el día, un fuerte dolor de cabeza lo azotó, y justo ahora solo rogaba por un vaso de agua.

En eso rondaba su mente cuando captó en el ambiente un fuerte olor a azufre.

Iba pasando por un callejón y se detuvo. Sintió miedo.

Su mirada giró en varias direcciones hasta que vió un poco lejos de sí, aunque lo suficientemente cerca para preocuparle, a un hombre de unos cincuenta años caminando furioso dando largas y duras zancadas.

Iba soltando un pequeño sonido qué Sunoo no pudo descifrar.

¿Estaba bufando? ¿Estaba gruñendo?. ¡Qué rayos!.

En serio no entendía la situación.

Era un señor muy imponente parecía cegado por algo que no percibía, como si estuviera alcoholizado, cargaba un aura gris y lúgubre.

Siguió caminando el hombre y ahora Sunoo si pudo escuchar lo que parecía estar murmurando todo el tiempo desde que lo vio.

- Omega - Decía aquel hombre. Sus ojos estaban de un color rojo fuego y también pudo identificar otro olor qué emanaba ¿era cebada?

Entonces... -¿si estará borracho? - pensó un despreocupado Sunoo, sin darse cuenta que ahora el hombre lo veía directamente a él.

Cuando se dio cuenta que la dirección que había tomado el sujeto era justo la suya abrió sus ojos en grande, sintió un miedo que le caló hasta los huesos.

Se echó a correr velozmente, ni siquiera sabía por qué corría pero lo hacía.

Escuchó al hombre detrás de él gritar " Ven bonito, vamos a jugar" Sunoo se sintió asqueado pero no dudo en seguir corriendo.

Sintió como algo lo tomó del hombro, volteó dispuesto a darle un puñetazo a quien sea quien fuera pero vio a otra persona distinta.

Era un joven alto, tenía el cabello negro y ojos grandes igual de profundos, tenía la cara más bella jamás antes vista, y sintió un aroma a vainilla y rosas qué recorrió dulcemente todo su sistema de inmediato tranquilizandolo.

- Deprisa adentro - habló desesperado el joven.

𝘌𝘭 𝘰𝘮𝘦𝘨𝘢𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 ¿𝘘𝘜𝘌𝘌? •SungSun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora