XII

721 57 15
                                    

En el Olimpo...

-¡Afrodita, cálmate!- demandaba el rey de los dioses, sin querer acercarse demasiado a la diosa descontrolada del amor.

Afrodita grita con emoción, se siente llena de energía y con un entusiasmo renovado ante una nueva pareja que ella llevaba tiempo ya esperando que se formase.

-Mis niños protegidos- susurra ella, mirando con ternura a la nada, como si pudiera ver a Ares y a Percy juntos- Se van a ayudar tanto...Ay, mis pequeños. ¡Si alguien osa hacerles algo os mayo yo misma!- amenaza, provocando un silencio espeluznante- Voy a avisar a mis hijos...- canturrea, sonriendo de nuevo, antes de desaparecer en una bola de luz.

Los dioses, el resto, se mantienen en silencio, asimilando qué sucede y porqué la diosa del amor está tan llena de energía y emocionada. Tras unos minutos, Poseidón reacciona y se pone de pie, con cara de indignación,  y Apolo procede a reírse a carcajada limpia.

-Tu hijo es icónico- le dice entre risas, tratando de limpiarse las lágrimas que se le escapan- Se ha ligado a un dios.

-¡Ese es mi primo!- vitorea Hermes, uniéndose a Apolo, mientras aplaude entre risas descontroladas.

Hestia siente como la llama de su hogar crece un poco, ella le tiene aprecio al joven semidiós y siente que estará bien junto con su sobrino. Zeus no se entera de nada y solo mira de lado a lado buscando respuestas, Hades intenta estar serio pero una pequeña curvatura se puede apreciar en sus labios, él ya sabía que Perseo podría conseguir que lo que se propusiese, pero de Ares no se esperaba ser capaz de dejar el orgullo a un lado; Poseidón no sabe cómo reaccionar, está feliz por su hijo, pero a la vez preocupado, a Hefesto le da igual, solo quiere que lo dejen seguir con sus trastos, Dionisio disfruta del caos que ha provocado el mocoso, Hera aprueba la pareja de su hijo, Perseo no es de sus favoritos, pero al menos es mejor que algunos otros  y Atenea lo llevaba esperando hacía tiempo.

-Por ti, Annabeth- susurra la diosa, sabiendo que el chico le está costando mucho dejar atrás a su hija, pero ella misma quería darle paz y permitir al joven avanzar y a su hija descansar de una vez.

Narra Thalía

Lo sabía, es que se veía a la legua.

Y me da igual que sea el dios de la guerra, como se pase, aunque sea un pelo con mi primo, des destrozaré la vida. Y como le haga daño...me da igual que sea inmortal, buscaré la forma de quitarle la inmortalidad.

Artemisa los mira con una ceja levantada, Percy se ha bajado de los brazos de Ares y nos sonríe como aquel que nunca ha roto un plato, Ares, por el contrario, frunce el ceño y nos mira, casi reclamando haberles cortado el rollo.

Por una parte, me duele pensar en dejar atrás a Annie, pero, por otra, sé que es lo mejor y lo que ella habría querido. Y, si mi primo puede, será momento de yo también pasar página, aunque ninguno vamos, ni queremos, olvidarla jamás

-Hola- Percy parece una gamba de lo rojo que está, se me hace tierno y voy a recordárselo hasta el día que me muera. Esconde su cabeza en el cuello de Ares y este sonríe completamente encantado, embobado y abrazando a mi primo.

-Es mi...novio- dice el dios, disfrutando de cada palabra y recalcándolo, por si alguien no lo sabía.

-Creo que no se habían dado cuenta- susurra Perce con sarcasmo y negando con la cabeza.

-Siempre me acabas sorprendiendo, Ares- murmura Artemisa, rodando los ojos con una pequeña sonrisa- No lo corrompas y más te vale hacerlo bien con él- me sorprende que mi señora proteja a Percy, aunque es el efecto percyano, le coges cariño y te toca querer cuidarlo, aunque sea difícil porque cierto señorito no sabe lo que es cuidarse a sí mismo.

El torneo de los 3 magos...¿y el semidiós?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora