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Me acerqué a la barra y miré a mi alrededor. Como si mirara a los clientes habituales y luego, con una mirada de sorpresa fingida, lo noté sentado allí hacia el final. Todavía no me había visto, pero el espectáculo seguía siendo necesario, por si acaso. Me acerqué a su lado y toqué el borde de la barra.

-¿Éste asiento está ocupado? -Pregunté con una sonrisa expectante que ya jugaba alrededor de mis labios.

Él me miró como si realmente no prestara atención, luego pareció hacer una doble toma cuando sus ojos se abrieron como platos. Para mi mayor placer, sus ojos dejaron mi rostro brevemente para recorrer mi cuerpo de pies a cabeza, deteniéndose nuevamente en mi pecho. Me había puesto una camisa ajustada solo por esta razón. Mis perforaciones en los pezones sobresalían ligeramente de la tela y me di cuenta de que llamaron su atención cuando me miró por segunda vez.

Sacudió la cabeza sin decir una palabra y me senté. Aparentemente, él no iba a ser el primero en mencionar nuestra reunión anterior.

El cantinero se acercó y me preguntó que deseaba. -White Russian -respondí, mirando a Mew, que estaba bebiendo lo que parecía ser un whisky claro.

El cantinero asintió y se alejó para preparar mi bebida. Al traerla la tomé en mis manos, pero se la entregué al hombre a mi lado.

-¿Para mí? -preguntó.

Sin embargo, noté que no protestó. Quizás esto sería más fácil de lo que había pensado. -Me parece justo, ya que tu café estuvo en mí antes.

Miró fijamente el vaso, pero pude ver un toque de rubor carmesí arrastrándose en el borde de sus orejas. -Entonces, me reconociste - murmuró a su bebida.

-¿Por qué crees que me senté aquí? - sonreí. -Soy Tul Pakorn, por cierto.

-Mew Suppasit. -asintió a modo de saludo. -Y supongo que un trago de disculpa parece justo. -Sus ojos seguían fijos en la barra.

El cantinero trajo otra bebida para mí y le di un sorbo. -Solo si vale la pena beberla en compañía.

Me miró entonces, con una expresión de perplejidad en su rostro. -¿Te vas a quedar? Después de lo que pasó. -Preguntó asombrado.

Tomé otro sorbo. -Por supuesto. ¿De qué otra forma obtendría la siguiente ronda?

-¿Siguiente ronda? Estoy bastante seguro de que solo te derramé un café.

-Oh, esa siguiente ronda es por llamarme marica -respondí casualmente.

Para mi deleite, se estremeció y se sonrojó aún más. -Yo uh...quiero decir...

Pero lo ignoré. No estaba aquí por una disculpa, ni me interesaba obtener una. -Lo soy, ya lo sabes.

Me miró sorprendido.

-Soy gay.

-¡Oh! Uhm, esta bien - respondió torpemente.

Había un partido de fútbol en las pantallas de plasma e hice un comentario mundano con respecto al juego. Aprovechó la oportunidad para cambiar de tema y hablamos por un rato. El fútbol se convirtió en béisbol y luego en hockey. No era particularmente interesante, pero sabía que cuanto más hablábamos, más cómodo se sentía, especialmente después de que ordenamos nuestra segunda y tercera ronda. En ese momento, en realidad, sonreía de vez en cuando.

Mew terminó su bebida de un trago y se levantó de su silla.
-Voy a tomar un poco de aire.

Asentí, dando media vuelta, aunque sabía que lo vería irse una vez que le diera la espalda. Así es como lo vi detenerse y girarse para luego mirarme, sus mejillas estaban un poco más rosadas ahora por el alcohol y el calor del lugar.

𝔓𝔩𝔞𝔠𝔢𝔯 ℭ𝔲𝔩𝔭𝔞𝔟𝔩𝔢 𝔐𝔢𝔴𝔗𝔲𝔩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora