Un Amor Como El Nuestro

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Por esos días la señorita Kagome regresó, Rin podía ver en el señor Inuyasha y ella las mismas miradas que veía entre la señora Sango y su excelencia el Monje Miroku, amor le había dicho Inuyasha,que eso era enamorarse, debía ser muy bonito enamorarse si podía verse reflejado en sus ojos, ella también quería sentirse así.

Ya faltaba una semana para su cumpleaños cuando un dolor muy fuerte la atravesó más abajo de su estómago,se puso de pie y sintió que algo corría entre sus piernas, bajó la vista y notó su kimono manchado en sangre, tuvo tanto miedo que gritó. Un segundo después estaba allí Inuyasha atraído por el olor a sangre y el grito de Rin.

-¿Quien se atreve a atacar...?-ve a Rin y se sonroja-¡Kagome!-gritó y salió de allí causando más confusión en Rin. Poco después entró la sacerdotisa.

-Oh Rin,ya eres una mujer-le sonrió-¿Cómo te sientes?

-Me duele-hizo un puchero sujetándose el vientre.

-ya veo,tranquila, lo solucionaremos-fue a buscarle un cambio de ropa a Rin-te ayudaré a asearte y hablaremos de mujer a mujer ¿Está bien?-ella asiente.

Kagome le explico sobre algo llamado periodo menstrual,sobre esa visita que recibiría cada mes y que significaba, no entendía como a su edad nadie se había detenido a hablar de esas cosas con la adolescente.

-¿Entonces los bebés no nacen ni tomándose de las manos ni por mirarse a los ojos?¿Ni por hacer una fiesta?

-¿Que? No, no nacen por eso-ella volvió a suspirar, amaba esa época pero las personas allí crecían sin nada de información real y para muchos las cosas se aprendían sobre la marcha,cosas como esas, por eso muchas chicas se guiaban más por tradiciones que por información real-veras Rin, cuando dos personas se aman de verdad, sin miedos ni obligados a nada se casan,pero luego de mucho tiempo conociéndose,no te gustaría casarte con alguien y luego descubrir que no te gusta como es de verdad,para entonces ya no hay vuelta atras-Rin asiente intentando seguirle el ritmo-luego del matrimonio,es decir, después de casarse como lo hicieron Sango y el Monje Miroku pueden vivir juntos y tener intimidad.

-¿Intimidad?-Kagome se sonroja pero decide continuar explicándole lo mejor y menos fuerte posible a la jovencita que oía con atención-Comprendo.

-Claro que al ser con tu esposo al que amas no debes tener miedo y solo dejar que todo se de, está en nuestra biología.

-Gracias señorita Kagome, no entiendo xq nadie podía explicarme esto cuando pregunté-dice tomando el té que la sacerdotisa le había preparado para el dolor.

-cuando tengas dudas de algo puedes preguntarme sin problemas-le sonrió.

-Koha... Alguien me dijo que luego de sangrar estaré en edad casadera ¿Estoy obligada a casarme ahora?

-Nadie te va a obligar a casarte,menos si no quieren que el señor Sesshomaru los mate-rió cubriendo sus labios.

-Me siento rara.

-¿Por el dolor?

-No, es que me siento... molesta xq nadie me quería decir lo que me pasaría y quiero... quiero...

-¿Llorar?-rin asiente-tranquila, es normal-la abrazó-exoerimentarasmuchos cambios durante estos días y cada mes-la sintió llorar pero solo acarició su cabello,tranquila,piensa en que todos te amamos y pues,las personas no saben cómo hablar estas cosas, en mi época aún hay personas cerradas a estos temas,pues más hoy en día-estubieron así un buen rato hasta que Rin se calmó para luego ir al río para lavar la ropa manchada.

Estaban en eso cuando llegó hasta ellas el imponente Yokai.

-Rin ¿Estás bien?-la veía con atención buscando ver su herida, había Sido atraído por el olor a sangre de su humana, tenía intenciones de destruir la aldea y a todos sus habitantes.

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