Dionisio había pasado la noche casi sin dormir, dando vueltas en la cama después de haber acompañado a Cristina a casa. No haberla llevado a su cama, cuando ella prácticamente le había rogado, había sido lo más difícil que había hecho en toda su vida. Pero esto era parte de su plan. Él la convertiría en una necesitada y le haría enamorarse de él y entonces, sólo entonces, le revelaría que él sabía de su engaño. La humillaría como ella lo había humillado a él. Entonces estarían a mano.El único problema con su brillante plan era que no sólo le costaba detenerse a sí mismo de hacer el amor con ella, sino que también se sentía como un total mentiroso de mierda por tratarla de esa manera, por engañarla. Como si hubiera desarrollado escrúpulos. O tal vez era simplemente el hecho de que él no podía contener su deseo por ella, porque sin importar su engaño y los juegos que le había hecho, no hacía nada para acabar con la necesidad de tenerla en sus brazos, para besarla, tocarla y hacerle el amor. Ahora que se acordaba de la noche que habían pasado juntos en los brazos el uno del otro, sabía lo bueno que sería estar con ella. Y lo quería de nuevo.
Quería sentirla retorciéndose contra él. Quería sentir los latidos de su corazón y sentir su aliento rebotando contra sus labios. Y probarla otra vez, por los dioses, él necesitaba eso también. No era de extrañarse que él mismo hubiera pensado que estaba enamorado de ella durante su amnesia. Su cuerpo debe haber recordado lo que era estar con ella y había anhelado más de ello. ¿O no era más que sólo los recuerdos de haberla sentido? ¿Estaba realmente sintiendo cosas que antes había pensado ser incapaz de sentirlas por sí mismo? ¿Qué pasaría si todo lo que le había hecho creer, se había convertido en realidad?
Dionisio respiró hondo. Su aroma todavía permanecía por todo su apartamento. Dudaba que alguna vez se desvaneciera por completo, sin importar cuánto tiempo pasara. Sus propias manos aún conservaban su aroma. Lo volvía loco, haciendo imposible el prohibir su presencia de su mente. Ni siquiera después de que se había masturbado en la ducha, imaginando que estaba con ella, había sido capaz de desprenderse de su imagen.
Sólo podía esperar que, una vez que hubiera llevado a cabo su plan, finalmente se acabara su capricho con Cristina. Porque eso era lo que tenía que ser: un capricho, nada más serio.
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Era casi el amanecer cuando por fin se quedó dormido. El sonido del timbre de la puerta en el departamento de abajo, lo sacudió de su sueño. Cuando giró la cabeza y miró su reloj, se levantó. ¡Mierda! Él llegaría tarde al trabajo.
Saltó de su cama, tomó la ducha más rápida de su vida y recurrió a sus poderes divinos para el resto: un simple movimiento de sus dedos lo secó con una toalla, otro le peinó el cabello, y un último le vistió su cuerpo desnudo con ropa. Sabiendo que su retraso era ya bastante malo, se tele-transportó a un callejón detrás del restaurante y utilizó la entrada de la cocina.El chef del restaurante le lanzó una mirada molesta.
—¿Dónde demonios has estado?
—¡Oye, tú no eres mi jefe! —Dionisio le gruñó y le dio la espalda.
Si el idiota lo encabronaba más, lo convertiría en un sapo.
—¡No, pero yo sí lo soy! —el tono cortante en la voz de Juliana, no dejaba ninguna duda en cuanto a su estado de ánimo.
Dionisio giró lentamente y pegó una sonrisa de disculpa en su rostro.
—Lo siento, Juliana, pero llevé a Cristina a su casa después de la cena, y aún tuve que limpiar la cocina —se disculpó.
Aunque no era del todo cierto, ya que sus sirvientes se habían ocupado de la limpieza para cuando él había regresado a casa. Sin embargo, pensó que cuanto más lo hacía sonar que todo fue porque quería complacer a Cris, menos problema le causaría Juliana.
Las emociones en conflicto se deslizaban sobre el rostro de Juliana, hasta que finalmente asintió con la cabeza.
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DIONISIO
RomanceCuando el dios del vino y el éxtasis, Dionisio, cruelmente dejó a la mortal Cristina, su última conquista, la diosa Hera tuvo suficiente y privó a Dionisio de su memoria para darle una lección de humildad. Cristina estaba profundamente herida despué...