Lee Felix se encuentra en conflicto cuando, cerca de su tercer aniversario de bodas, descubre que el artista francés llamado por su padre para representar en pinturas la celebración no es otro que Hwang Hyunjin, su mayor pecado.
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Ni-Ki miró a sus amigos de la escuela charlando en grupo, emocionado por ser invitado a la fiesta, mientras los odiaba profundamente.
Cansado de ese escenario, y de los pensamientos insistentes, salió de ese círculo de personas, dirigiéndose a su habitación.
Félix esperaba en la puerta, atónito, sentado en el suelo con la cabeza contra la puerta, la mirada perdida. Ver la figura de su hermano allí frente a él fue una advertencia que lo hizo levantarse rápidamente.
-Ni-Ki..
¿Sigues aquí, Yongbok? Cielos, que hombre tan tonto... Hyunjin ya debe haberse ido - Dijo el chico, fingiendo desinterés
- Ni-Ki, no puedo dejarte, papi te hará miserable por el resto de tu vida, sabes...
-No me importa - Ni-Ki se emocionó - ¿Crees que soy feliz de poder hacer lo que me gusta mientras tú pareces un cadáver ambulante, la marioneta de un padre? eres ridículo la verdad
-Nishimura Niki - dijo Félix indignado - ¡Basta, no seas malagradecido, no destruiré tus sueños de vivir un amor prohibido!
¡A la mierda el amor prohibido! ¡Quiero que te vayas al infierno! ¡Me refiero a bailar! ¿Por qué crees que me enamoré del baile? ¡Te vi, Félix, todos los días bailando a escondidas, y quería intentarlo contigo, no en tu lugar! ¡Así que vete y vive la maldita vida que debería ser tuya, bastardo!
-¡No voy! - Félix pateó, como un niño, y respiró hondo, sacudiendo la cabeza - ¡No hagas eso, Ni-Ki, es tu sueño, niño testarudo!
Ni-Ki se encogió de hombros, con desdén, y entró en la habitación, dando un portazo, Félix golpeó la madera, gruñendo de ira y tiró de su propio cabello, respirando hondo.
Finalmente se dio por vencido, fue a su habitación, se tiró en la cama, frente al reloj de la pared y se mordió el labio, pronto la noche llegaría a su fin, y Hyunjin se iría, probablemente para siempre.
Estaba cansado, agotado, por lo que se permitió dormirse unos momentos, necesitaba paz.
Desperté asustado, jadeando, sudoroso, Jieun se había ido, ya no había más canciones ni voces afuera, miró el reloj, eran más de las dos de la mañana, se levantó apurado, necesitaba ver a Hyunjin.
-Hyunjin...- Dijo preocupado, saliendo por la puerta, corriendo por los pasillos y llamando a la puerta del pintor desesperadamente.
Al no tener respuesta revisó la cerradura, estaba abierta, rápidamente entró y el pánico lo invadió al ver el lugar organizado.
La ventana estaba abierta y el viento soplaba las cortinas, Félix respiró aliviado al encontrar al pintor apoyado en el alféizar mirando la vista, su maleta a su lado.
