Under The Influence

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9:35 PM Hongdae- Seúl, Corea del sur.  

 Seungmin caminaba por las calles de Hongdae viendo algunos estudiantes pasar, muchas tiendas abiertas siempre las 24 horas del día cerrando sus puertas, no lo entendia, mas ventas tendrían hoy 31 de octubre pero habían decidido cerrar. Todos se estaban dispersando, probablemente caminando hacia sus clases o a un café internet donde terminar sus deberes.

El acompañado de su bolsita de dulces de la cual sacaba algunos caramelos y tiraba los que no le gustaban, quisquilloso, dirás.

Pero ¿Quién es Seungmin? te preguntarás, empecemos por ahí.

Kim Seungmin, un niño de trece años, querido por toda su comunidad, un niño muy alegre y servicial , de buen corazón, ayudaba a quien lo necesitara, perfecto, una presa perfecta para cualquier enfermo que se dedicaba a rondar las calles en los días especiales, buscando a quien devorar, cual león. Seungmin era muy peculiar, en vez de tener lo que todos los niños tenían entre las piernas él tenía vagina y senos, los doctores se habían confundido al verlo, pero al ser muy pequeño optaron por examinarlo y saber que le pasaba a su cuerpo cuando fuera ya un niño grande, y a medida que crecía su madre notaba que le crecían pechos, muy, muy rápido, ella creía que llegarían a tener un tamaño descomunal pero gracias al cielo no fue así.

Trece años y tiene los senos de una joven de aproximadamente 20 años. Pero qué mas da, nadie lo molestaba y eso le alegraba en sobremanera, las personas con las que convivía lo aceptaban como era porque lo habían visto crecer y a su madre, que lo crió siendo soltera también le alegraba mucho, porque ella amaba a su único y precioso hijo, tal y como era, la luz de sus ojos y su adoración a Sana nunca le importó que su hijo fuera diferente.

Ella tal vez hubiera prevenido lo que pasó, si tan solo... no hubiera sido tan tonta al creerle. 

Seungmin miraba su bolsa repleta de dulces buscando uno que le gustara, hasta que encontró una gran bola de chocolate que recordaba, la señora Wang le había dado, esta se le cayó al suelo sucio y contaminado pero no lo había abierto aún y agradecía eso, pero no agradecía que se fuera rodando cuesta abajo, era la única que tenia, y de sus favoritas, la alcanzó pero de manera tonta y descuidada se dio un chocón con la entrepierna de alguien, y casi de manera automática empezó a disculparse como si no hubiera un mañana. 

Y es que para él no lo había.  

- Lo siento mucho señor, no era mi intención, lo siento, lo siento mucho - Dijo casi audible, estaba muy apenado, hizo una reverencia altamente exagerada y miró a la persona que tenía en frente. Tal vez un hombre de unos treinta años, le doblaba la estatura y le dio miedo la mirada que le recorrió todo el cuerpo, su mirada fría y profunda lo miraba sin reparo, centrado en una sola parte de su cuerpo, sus senos crecidos, sus ojos gatunos a parte de frialdad expresaban diversión, lo estaba asustando. -Si me disculpa, ya tengo que irme. - Pasa por su lado pero no logró avanzar ni tres pasos, sintió un agarre en su brazo que impidió que se moviera mas de la cuenta. 

- ¿A dónde vas tan apurado dulzura? - Su voz sonaba seductora, como si estuviera coqueteándole, profunda, gruesa, le asustó. Irónico, siendo un hombre que probablemente le doblaba la edad 

- No debo hablar con desconocidos, suélteme - El tipo le sonrió con sorna, burlándose de él de manera directa, lo arrastró hacia él pegando su musculoso cuerpo al del pequeño Seungmin, tomando su cintura de manera posesiva, como si fuera suyo, como si ya lo conociera, fuerte. - Soy Minho.. Lee Minho ¿Tú cómo te llamas encanto?  - Pasó su mano por sus rechonchas mejillas y bajó hasta sus esponjosos labios, los cuales presionó levemente.