En una cordillera en algún lugar de este basto mundo, se disputaba una gran guerra, la sangre de unos y otros manchaba el terreno, apagando así el leve brillo que se reflejaba en la nieve. Apenas se podía oír algo que no fuesen gritos, lamentos o sables cruzándose.
En una roca al margen de la batalla, un hombre se sentó y alzó su brazo izquierdo mientras que, con su mano derecha, sacó una daga verde de su bolsillo, con esta, apuñaló su mano y dejó derramar su sangre por toda la roca, silentemente dijo unas palabras en un idioma desconocido, en un instante una luz cegadora sumió todo el país en un color blanco resplandeciente. Cuando todo volvió a la normalidad, los soldados de ambos bandos miraron al cielo instintivamente, sin poder creerlo, todos los allí presentes, desde el rey, hasta el más bajo soldado, se quedaron paralizados ante lo que estaban viendo. Una silueta de enormes proporciones contemplaba el terreno mientras estaba estático en el cielo, un ser de escamas verdes, alado y con una mirada penetrante había aparecido de la nada.
Sin pensarlo dos veces, los líderes de los ejércitos mandaron disparar sus flechas al ser amenazante, una nube negra de flechas se abalanzó sobre la figura alada, nada de daño le hicieron aquellas flechas al enorme enemigo que, seguía mirando a los hombres. El hombre de la roca exclamo fuertemente para que todos lo oyeran:
- El juicio ha terminado, lo siento -
Los soldados no sabían que estaba pasando ni tampoco lo que aquel hombre dijo, sin esperar un segundo, el monstruo abrió su boca y con unas llamas rojas como el sol, calcinó a todo ser vivo que hubiese en el campo de batalla. El hombre de la roca se levantó, y se fue, dejando atrás un paisaje negro y lleno de huesos, el ser destructivo se fue volando a la par que el hombre, solo quedando en esa cordillera, un silencio mortal.
Cuando se supo de la masacre, Los seis reyes de Sastorn ordenaron la caza del ser flamígero. Pasados unos meses desde la orden de caza, los mayores mercenarios, cazadores, asesinos y soldados del mundo, se desplazaron a Khub, el país donde se produjo la catástrofe, pensando que aquella bestia se encontraría allí.
Los Mayires, que eran un grupo de sacerdotes y sabios, determinaron que el causante de tanto revuelo era un dragón. La noticia recorrió cada rincón de Sastorn, el emperador de Yirik, el imperio más grande de Sastorn, puso precio al dragón. El emperador dijo:
- Aquel hombre que sea capaz de traerme la cabeza del dragón, será el próximo emperador de Yirik -
Ese mismo día, toda Sastorn saltó a las montañas de Khub en busca del dragón.
Durante décadas miles de dragones fueron asesinados en vano, porque ninguno de ellos escupía fuego. Y fue así, como la ambición del hombre termino con la raza de los dragones.
El emperador no había perdido la esperanza de encontrar al dragón, por lo que en su lecho de muerte le encargo a su más leal soldado e hijo menor, la búsqueda del dragón.
Xaks, el hijo menor del emperador, no lo pensó dos veces, un día después del funeral del emperador, envainó su espada, preparó su arco, y, despidiéndose de su madre y hermano mayor, montó en su caballo y se fue junto a la luna, un amanecer cálido aparecía, mientras la silueta del joven Xaks, desaparecía en el horizonte.
Capítulo 1
-Unas llamas rojo sangre-
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Historia de un Dios
Fantasyla humanidad ha aniquilado hasta a el último de los dragones, a todos menos al culpable de una masacre de importancia internacional en este mundo de fantasía, el único dragón conocido capaz de escupir fuego por su garganta y desintegrar ejércitos en...