༻Crocoduel༺

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Luego de casi tres semanas de estar encerrada en mi cueva y no asomarme ni por casualidad a la escuela, me di cuenta de algo que realmente es muy obvio: Nada volvería a ser igual... al menos no de un día para otro.

Pasé de participar y anotar todo a simplemente no entender nada y no poder seguirle el ritmo a la profesora Bustier cuando anotaba en el pizarrón, la falta de costumbre me había vuelto más lenta. Al principio levantaba la mano para preguntar o pedir que me de unos minutos más para anotar, pero luego de pedirlo por segunda vez en ambas ocasiones y ver que los demás no se encontraban en la misma situación, me dio vergüenza y me quedé en silencio.

Podía ver a mis compañeros asentir y anotar, todos comprendían de lo que hablaba la profesora Bustier. "Se parece a la clase pasada", "Lo entiendo gracias a que lo explicó un poco hace un par de semanas". Todos sabían y entendían de lo que hablaba, avanzaban al mismo ritmo, pero yo...

Yo me estoy quedando atrás...

—Y así funcionaba la emancipación en la antigua Roma—terminó de anotar y volteó a vernos—¿Entendieron?

Y ahí me tenían los demás, sentada y asintiendo como una auténtica idiota, cuando realmente sentía que me hablaron en chino.

La profesora sonrió, entusiasmada—Bueno, me alegro mucho—dio un par de pasos para dirigirse a su escritorio y tomar un sobre grueso entre sus manos—Como lo prometí la semana pasada, hoy tendrán...—nos volteó a ver sonriente—¡Un examen!

Todos sonrieron enormemente, varios levantaron sus manos en el aire—¡Si!—oí varias exclamaciones de entusiasmo, contentos de tener un examen de un tema que se les hacía muy fácil, pero...

Yo estoy jodida.

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—Muy bien, chicos, la clase ha terminado—la señorita Bustier acomodaba el peor examen que di en mi vida junto al resto, golpeando suavemente la base contra su escritorio—Disfruten de su almuerzo—se despidió moviendo sus manos y sonriendo ampliamente.

Lila fue la primera en ponerse de pie y tomar sus cosas, no parecía muy contenta, incluso se fue antes que la profesora.

En cuanto la profesora dio un paso fuera del aula, siento como me taclean con un abrazo.

—¡Pedazo de estúpida! ¡¿Sabes lo preocupado que me tenías?! ¡¿Para qué tienes el teléfono si no contestas los mensajes?!—Nath lloriqueaba mientras me quitaba el aire por apretujar mi cuerpo con tanta fuerza, ¿Cuándo se había vuelto tan fuerte?—¡Maldita, te odio! ¡No! ¡No es cierto! ¡Te quiero mucho!—siguió chillando, aferrado a mí.

Golpeé su hombro con fuerza—N-no... respiro—reclamé, fuera de bromas, sí me estoy ahogando.

Una mano se posó bruscamente en la cabeza del pelirrojo, quien volteó ligeramente para ver quién era el o la responsable, era Alix—Deja de tratarla así, las cosas se arreglan con el uso de la persuasión y la razón—habló de una manera muy madura.

Suspiro aliviada cuando Nath me suelta—Uff, gracias, Alix—sonrío—Es bueno ver que tú no estás molesta-

Un golpe me cae en la cabeza, tan fuerte que siento como varias de las pocas neuronas que me quedaban morían en el proceso.

—¡Maldita seas! ¡¿Qué te costaba un jodido mensaje?! ¡Un sticker o hasta un emoji de popó me bastaba! ¡Pero noooooo! ¡La niña dijo: Vamos a darle un ataque a Alix para ver si me hecha de menos!

Lαzσѕ dєl Dєѕtinσ || Chat Noir/Adrien × LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora