Lαzσѕ dєl Dєѕtinσ || Chat Noir/Adrien × Lectora

༻Hold on༺

«NEGACIÓN»
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Jamás había meditado sobre la muerte a un grado elevado de profundidad; sinceramente, ahora veo lo ridícula que fui al pensar que las personas son para siempre, que todo mi mundo estaría siempre a salvo y que nada podría arruinarlo.

Pero, ¿Quién puede culparme? Soy sólo una adolescente. Se supone que tienes el mundo a tus pies, una cantidad razonable de tiempo por delante y tantos sueños por cumplir que no puedes perder un minuto pensando en qué ocurriría si todo se fuese por un tubo.

Nunca creí que me vería a mí misma, con apenas catorce años, en un auto de bomberos y yendo al hospital, con asfixiante sentimiento de no poder respirar, a pesar de estar haciéndolo, y la mirada perdida en mis pies mientras me preguntaba: "¿Por qué?"

¿Por qué pasaba esto?

¿Por qué ahora?

¿Por qué a mí?

No estaba preparada para lo que me esperaba, ¿Quién podría estarlo de todos modos? Tener que llegar al hospital y descubrir cual de mis padres estaba muerto definitivamente no estaba en mi lista de cosas por hacer, ¿En qué momento lo agregaron?

—Niña—sentí como se sacudían, por fin pude levantar la cabeza, sólo para toparme con la mirada llena de lástima que me dedicaba el bombero—Llegamos—murmuró suavemente.

A penas pude apartar la mirada sólo para verificar mi ubicación, no mentía, habíamos llegado al hospital.

—Vamos.

Mi cuerpo se movía como un robot, dando pasos pesados para bajar del camión de bomberos y dar ingreso al hospital con el bombero frente a mí.

Noto como mis piernas tiemblan a medida que me adentro en el hospital, fueron pocas las veces que estuve aquí; la última vez que vine, fue cuando mi papá se había fracturado la pierna.

Ahora puedo entender porqué jamás le gustó este lugar, aquí es donde las malas noticias corren y los sentimientos negativos se sienten más pesados que nunca. Ver a un niño llorar de miedo por ser el próximo en ir con el doctor me hizo reflexionar, entonces noté algo muy importante: Aún no he derramado ni una sola lágrima.

El bombero se detiene frente a una puerta, toca un par de veces y, en la espera de una respuesta, su mirada reflejante de pura lástima vuelve a recaer en mí; y aunque sé que es complicado esconder los sentimientos, sus gestos sólo me estaban abrumando.

El doctor por fin aparece tras abrirse la puerta, suelta un suspiro de cansancio y empieza a informarle la situación; sin embargo, mi cerebro sólo es capaz de recibir algunas palabras.

"Sobreviviente".

"Fallecido".

"Sola".

Entonces, me asomo por el quirófano, como si algo me hubiera obligado a voltear para torturarme con una terrorífica imagen que tal vez jamás pueda olvidar. Mi pulso se acelera y mi cuerpo empieza a temblar, mi papá está postrado en una cama, con el cuerpo casi completamente vendado e inquietantemente tranquilo.

Mi terror se intensificó al ver como iban a cubrir su cuerpo por completo con una manta blanca.

—¡¿QUÉ HACEN?! ¡NO LO CUBRAN!

Amando y peleando

Acusando y negando

Corrí hacia el interior del quirófano, oyendo el grito del doctor detrás de mí.

No puedo imaginarme un mundo sin ti