➢ minsung ─ ❝ psicólogo. ❞ [2]

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atención. +18

Minho apretaba los dedos en la cintura de Jisung, empujándose contra su cuerpo mientras él intentaba sostenerse torpemente del lavabo del baño.

Los gemidos en la pequeña habitación eran más que audibles, al menos para ellos dos, quienes estaban encerrados en ese reducido espacio, en el cubículo donde ya habían tenido una sesión de sexo, pero nunca lo habían hecho contra la perspectiva del espejo.

─Vas a tirar todo─ murmuró Lee, sonriendo contra su oído cuando lo vio agarrarse del estante donde habían un par de cremas y acondicionadores.

─No─. Jisung hizo una mueca, le costaba hablar sin poder gemir entre medio, y parecía que Minho se burlaba de eso porque conforme intentaba hablar, él aceleraba sus embestidas─. Si lo haces tan fuerte sí terminaré tirando todo.

─Igual, no me quejé─. y a pocos segundos de decir eso, el azabache agarró los cabellos de Jisung y tiró de los mismos hacia atrás en lo que se volvía más salvaje en sus acciones.

Han lo insultaba por lo bajo, se mordía el labio inferior y entreabría sus labios para soltar todo tipo de sonido, sin soportarlo.

─La próxima vez quiero acompañar tus gemidos con música de fondo─. susurró, dejando besos sobre la piel de su hombro en lo que jadeaba.

─¿Ya estás pensando en la próxima vez? Por favor, déjame descansar por lo menos.

Su novio rió por lo bajo como respuesta.

Minho era demasiado caliente cuando lo agarraba así, cuando lo tenía viéndose a él mismo siendo acorralado y con el cuerpo moviéndose de adelante hacia atrás constantemente, verse a sí mismo de esa manera con su novio era algo de lo que permanecería en su cabeza por un largo tiempo.

Dos psicólogos teniendo una sesión, y no exactamente una terapéutica.

─Fácilmente podría destacar... Ah, tus problemas de ira en esto─. Gimió, tirándose hacia atrás y agarrando la nuca de su novio mientras rozaban bocas.

─¿Ah sí?─ se burló Minho contra su cuello, rozando la nariz ahora en el lugar y rodeando sus caderas con un solo brazo.

─Te ves tan caliente cuando dices eso, estando acelerado y sudado.

─Ya sé.

Besó su cuello nuevamente, no le importaba en realidad si ya estaba lo suficientemente maltratado en la zona, él quería marcarlo a toda costa. Con su mano restante, agarraba y estrujaba la piel de sus glúteos, arañando fácilmente la tez.

Parecía un gatito, claro, ignorando el hecho de que en realidad se estaba cogiendo a su novio, evidentemente.

Minho cerraba sus puños en las caderas del menor como un puma entretenido, y lo miraba desde atrás con los ojos oscurecidos cuando besaba su piel. Su pelo negro también se sacudía, tapando un poco su vista frontal, provocando que su mirada se viese más potente con el movimiento.

Por otro lado, Jisung ponía sus piernas chuecas cuando sentía una presión fuerte dentro de él, más precisamente cada vez que Lee era bruto, se le cerraban las piernas y las uñas se clavaban en la madera del estante, a su vez que se le imposibilitaba mirarse en el espejo por la sensación tan fuerte de placer. Lo único que podía hacer en esos momentos era gemir y bajar la cabeza.

[...]

─¡Anda a bañarte, mugriento! Te masturbaste recién seguro.

─No, tranquilo, con tremendo bombón que tengo, masturbarme ya no me sirve─. le guiñó Minho, entrando al baño para pasar un pequeño trapo en el piso─. ¿Te sigue doliendo?

Miró a su novio tirado en la cama con el pijama puesto, y recibió una mueca como respuesta.

─Me dejaste hecho trizas, y todavía siento el lavabo clavado en mis costillas por lo violento que estabas siendo.

─Exagerado, eso porque cuando te domino tenés menos movilidad que un muñeco.

─Cállate─. le lanzó una almohada y Minho se rió en respuesta, todavía seguía en cuero, es decir, sin ropa en la parte superior de su cuerpo.

─¿Comemos?─ se acercó a su novio para sentarse al lado y agarrar su celular─. ¿Quieres que pida algo o cocino?

─No, mejor pidamos algo. Lo vas a recibir tú, no pienso humillarme.

─No, tranquilo, amor. No voy a exponerte a que otros vean cómo te rompí─. dijo con fingida inocencia─. Ve tú, te recuerdo que rompiste mi camisa favorita la vez pasada que tuvimos sexo.

─Éso no fue mi culpa. Tu camisa era más barata que la mierda.

Minho rodeó los ojos.

Amaba a su novio. A su psicólogo.